El Juez Deportivo ha inhabilitado durante con dos jornadas a José Mourinho tras su expulsión en el Roma-Torino del pasado domingo. Una severa sanción justificada por el clarísimo informe del árbitro, «por impugnar una decisión arbitral asumiendo una actitud amenazante hacia el árbitro y dirigiéndose a él repetidamente con un epíteto gravemente ofensivo«.
El término «payaso», gritado varias veces en la cara de Rapuano, es demasiado serio para posponerlo. Pese a las disculpas realizadas en persona en el vestuario en presencia de la Fiscalía y de los árbitros observadores y del público ante los micrófonos según cuenta Il Tempo. El técnico se perderá tanto el partido tras el stop por el mundial el 4 de enero ante el Bologna así como el del 8 ante el Milan, saltando una vez más a la cita en San Siro. Mientras tanto, la Roma está pensando en pedir un recurso para intentar tener al portugués en el banquillo ante los de Pioli.
Tras año y medio, sin embargo, el balance disciplinario de Mourinho no es el mejor: cuatro expulsiones y seis partidos de sanción. Tres más que toda la plantilla de la Roma junta. Tal vez demasiados para quienes deben manejar y mantener bajo control los estados de ánimo y el nerviosismo del equipo. Sobre todo a la luz del cambio de actitud hacia los árbitros, buscados y estudiados, esta temporada.