El Inter intentó desviarse y tomar otro camino in extremis. A pesar de sí mismo, tiene que imaginar un futuro post-Skriniar que sea creíble y digno de un club con ambiciones de llegar a lo más alto. No hay inversiones sustanciales y, por lo tanto, los radares están inicialmente dirigidas al mercado de los agentes libres.
Por eso, el puntal que intenta pescar en defensa es un jugador de 33 años con muchas garantías, que no parece muy contento de seguir donde está: Chris Smalling tiene un futuro por descifrar en la Roma. Los giallorossi -escribe Filippo Conticello en ‘La Gazzetta dello Sport‘- ya se han movido para convencer al inglés de que se quede, también a la luz de la peculiaridad de su contrato: si llega a los 29 partidos de temporada, Smalling tiene la opción de renovar hasta 2024 que puede ser activado de forma unilateral. Mientras tanto, su agente habría sondeado el terreno con el Inter y ha encontrado terreno fértil: los nerazzurri estarían dispuestos a ofrecer un contrato de dos años, más un contrato de 3,5 millones más bonificaciones, hasta llegar a los 4.
Los nerazzurri ven a Smalling principalmente como el pivote central de una futura defensa de tres hombres: en definitiva, más que un suplente-Skriniar, un suplente De Vrij. Para el palco que ahora ocupa el esloveno, el Inter tiene desde hace tiempo un candidato que les ha robado el corazón: Giorgio Scalvini, de 19 años. Se han dado los primeros pasos hacia la comitiva del jugador y ya se ha establecido el visto bueno del azzurrino. El problema, si acaso, es el precio que hace el Atalanta, por encima de los 40 millones de euros.
