Paradigme

Cómo juega la Roma de José Mourinho

José Mourinho siempre ha demostrado ser un entrenador singular, un técnico comprometido con su plantilla, de mensaje contundente, y protagonismo superlativo. Todo ello le ha llevado a tener cortas etapas en los clubes que ha pisado, pero en los que, salvo Tottenham, alzó al menos un título. Este hecho habla a las claras del impacto del preparador luso en cada uno de sus equipos. Siempre generosos en los esfuerzos, y elevando al máximo la competitividad del grupo.

Su llegada a Roma ha dado esperanza a una afición que ha elevado su expectativa a la altura de su tradicional ambición. Pasional y ferviente, la parte giallorossa de la ciudad eterna está disfrutando de su equipo en este inicio de temporada 2021/22. El inicio de Serie A ha sembrado la ilusión en las gradas del Stadio Olimpico de Roma.

El partido ganado ante la Fiorentina, y los tres puntos cosechados a domicilio ante la Salernitana, han sido la muestra de lo que José Mourinho pretende que sea su Roma. Un equipo que, en contextos totalmente distintos, tanto por el escenario de los encuentros como por el nivel de cada uno de los oponentes, ofrece una adaptabilidad a distintos escenarios y circunstancias, pero siempre sobre una base táctica trabajada y seguida por los futbolistas. En esto último es en lo que nos vamos a centrar en este artículo, en cómo juega la Roma de José Mourinho.

CONSTRUCCIÓN DE JUEGO

El preparador luso estructura a su equipo en un 4-2-3-1 muy fluido. Y este tiende a mostrarse voluntarioso en la creación de juego desde su propio campo. Esto se debe a las características de sus jugadores. Cristante y Pellegrini son buenos lanzadores de jugadas a balón largo, pero, sobre todo, Mkhitaryan, Zaniolo, y ahora también Tammy Abraham, percuten al espacio con voracidad y calidad excelsa.

Un hecho sumamente importante es la rigidez táctica de los laterales, siendo vitales en el objetivo de mantener el campo totalmente ocupado. Su capacidad de mantenerse pegados a la línea de cal y de leer el juego, determina los espacios que el resto de compañeros pueden explotar en el carril interior. Ahí se juntan los jugadores de mayor calidad (Pellegrini, Zaniolo, Mkhitaryan, Cristante, Veretout…), y dónde con pases cortos enlazados, pueden romper líneas y plantarse ante el guardameta rival.

En este caso, y tratándose de los laterales, la amplitud que ejerce el cuadro giallorosso no se entiende como agresiva. Esta es aquella que posiciona a los jugadores de banda en opción de 1vs1. Pero sí es dominante al conseguir dotar al equipo de un mayor número de opciones para mantener la posesión del esférico y ofrecer centros laterales desde una posición de tres cuartos de campo e incluso línea de fondo.

Cristante, Veretout y Pellegrini marcan tres alturas en el terreno de juego. Pero pueden verse alteradas en el caso de marcas al hombre o posicionales sobre el ex jugador de la Atalanta. En ese caso, y para ofrecer garantías a los laterales en el caso de pérdida, son el capitán y el ex jugador de la Fiorentina quiénes ocupan una posición lateralizada ofreciendo una línea de pase a los centrales. De esta forma, el equipo consigue construir su juego en corto sin poner en riesgo una posible pérdida en inferioridad numérica o mal posicionamiento.

SALIDA EN PROFUNDIDAD

Iniciar el juego desde campo propio, obliga al rival a salir del suyo para iniciar la presión. Este movimiento conlleva un alzamiento de la línea defensiva en el terreno de juego, y, por lo tanto, un espacio a explotar tras la misma. Así, una pieza clave es el inglés Tammy Abraham, que con su envergadura es capaz de sostener al defensor rival ofreciendo un juego de cara a la segunda línea. Además, tiene la potencia de zancada suficiente para ofrecerse como solución de continuidad en el juego. En estos primeros encuentros, se le ha podido ver “cayendo” a banda con el objetivo de buscar un pase de menor riesgo, pese a ser en largo, y también con el propósito de ofrecer un espacio a los mediapuntas y centrocampistas que encuentran vía libre después que el ex jugador del Chelsea haya sacado de posición a un defensor rival.

El equipo cuenta con jugadores con alta calidad en el desplazamiento en largo. No nos debe suponer una sorpresa que este recurso sea explotado durante los encuentros, naciendo desde las botas de Mancini, Cristante, o Pellegrini. Bien utilizado y con los mecanismos adecuados, es un recurso ofensivo tan válido como cualquier otro.

FASE OFENSIVA

La movilidad de los jugadores que ocupan el carril interior se antoja fundamental para lograr mantener líneas de pase reales. Así se ha empezado a trabajar en este inicio de temporada. Hemos podido ver a los integrantes de la rosa romanista preocupados de la ubicación del balón y de ser susceptibles de recibir el mismo en la mayoría de los casos. Dicho esfuerzo debe continuar con la lectura del juego y de los espacios, pues la optimización de la ocupación de estos es la que llevará al equipo a un nivel superior. Por ahora, la amplitud otorga facilidad para mantener la posesión y para llegar a tres cuartos de campo con relativa comodidad. Es en ese instante en el que los jugadores de calidad deben mostrarse diferenciales asociándose y creando jugadas de peligro.

Cuando los extremos de introducen en el carril central, atraen la atención de los laterales rivales, y ofrecen un espacio a explotar muy importante para los laterales de José Mourinho. El equipo muestra muchos recursos en un momento incipiente, no solo de temporada, sino también del proyecto. Este es, sin duda, un síntoma positivo y esperanzador. Atacar los espacios, tocar y moverse, facilitar la recepción del compañero, realizar coberturas en el juego de posición, mostrarse concentrado en el juego ofensivo. Muchos inputs que nos deben llevar a tener una ilusión prudente ante las capacidades ofensivas de esta Roma.

TRANSICIÓN ATAQUE – DEFENSA

Esta fase es la que se produce cuando el equipo pierde el balón en el intento de elaborar una jugada de ataque. Aquí, es habitual ver que, con el pasar del encuentro, el grupo tiende a dividirse en dos bloques. Algo más puntual y del propio contexto del encuentro. Mourinho está imprimiendo su sello defensivo reconocido por el fútbol internacional. Con su juego, tanto los laterales como la línea compuesta, esencialmente, por Mkhitaryan, Pellegrini y Zaniolo, están muy exigidos. Son los principales jugadores en fase ofensiva, y un recurso más que necesario para sostener el resultado a nivel defensivo.

El repliegue del grupo está siendo extraordinario, desmontando ataques rivales a base de esfuerzo y compromiso. Para ello también es importante mejorar en el posicionamiento del grupo ante una posible pérdida, algo que en el poco tiempo que llevamos de trabajo con el preparador luso destaca a todas luces y se aprecia una mejora notable respecto a temporadas atrás.

La presión tras pérdida se reduce a los jugadores que están en las inmediaciones de la jugada. Mancini es un jugador top en anticipación, y con su labor es el estandarte defensivo de este equipo. Su entendimiento con Ibañez va a más. El jugador brasileño ha mostrado una versión mucho más madura de la que le vimos la temporada anterior. Comete menos errores, sabe guardar la posición ante las anticipaciones de Mancini y realiza las coberturas que el encuentro le exige.

La velocidad en la que los jugadores cambian el chip de Ataque a Defensa, siendo activos en ambas fases, es una muestra de concentración y una virtud competitiva de incalculable valor.

FASE DEFENSIVA

El equipo de Mourinho suele defender estructurándose en 4-4-2, con la bajada de los extremos a la misma altura que la del doble pivote. Ejecuta una presión intensa en campo propio, y tiende a dejar poco espacio entre líneas. En ese momento, la basculación del conjunto es el elemento determinante en este tipo de estilo defensivo.

Otro momento que requiere atención es cuando defiende en bloque medio sobre la línea divisoria. Los jugadores más avanzados tienen la función de orientar la salida de balón rival a banda, cerrando espacios en el carril interior y a los centrocampistas rivales. De esta forma obligan al equipo rival a arriesgar un pase en corto o a lanzar un balón largo más fácil de defender.

EL PAPEL DE BRYAN CRISTANTE

Si de algo ha servido la penitencia que Bryan Cristante pasó la temporada anterior en forma de central, es para ver a un centrocampista más completo este curso. La lectura defensiva y la experiencia adquirida en esa zona del campo, convierten a Cristante en un jugador que es capaz de manejar varios registros y ofrecer recursos en diferentes zonas del campo. Diferentes cortes ya vistos, nos sirven para observar como Cristante no solo es la manija con balón de este equipo. También es un elemento importantísimo en fase defensiva y en la búsqueda de la recuperación del esférico. Será difícil dejar de ver a Cristante en esa posición. Algo que nos habla muy a las claras de la inteligencia de un jugador que ha sido alabado por todos los técnicos que ha tenido en la capital de Italia.

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