Desde ayer es oficial: el partido fuera de casa en Roma tiene prohibición de viaje para los aficionados del Feyenoord. Al menos sobre el papel, los aficionados neerlandeses de hecho no podrán asistir al partido de la Europa League previsto para el 20 de abril. La decisión, promovida por el alcalde de Roma Roberto Gualtieri, estaba en el aire desde hacía días. Pero solo este sábado, la viceprefecto de Roma, Raffaella Moscarella, firmó la ordenanza que prevé el cierre del sector visitante del Estadio Olímpico y la prohibición de la venta de entradas en todos los demás sectores a los residentes en los Países Bajos.
El objetivo es claro: evitar accidentes. Pero aún así se sigue temiendo la llegada de los fanáticos holandeses, que continúan peleando desde la distancia con los fanáticos de Giallorossi cuenta el diario La Reppublica. El riesgo es que en Roma se repita el mismo guión de Nápoles. A los fanáticos del Eintracht Frankfurt también se les prohibió vender boletos para el partido de la Liga de Campeones el 15 de marzo. Pero eso no les impidió ir a Nápoles como turistas y prenderle fuego. Por el momento, la Prefectura no ha tomado otras medidas de seguridad para frenar un posible éxodo holandés.
Sin embargo, los comerciantes del centro histórico pidieron medidas estrictas, quienes no han olvidado lo ocurrido en febrero de 2015 cuando miles de hinchas del Feyenoord llegaron a Roma y sembraron el pánico en la ciudad. Dos días de guerra urbana que terminaron con el daño de la Barcaccia en Piazza di Spagna. Por eso Gianni Battistoni, presidente de la Asociación Via Condotti, propone una solución extrema: “Dado lo que pasó en Nápoles, me gustaría saber qué hará el prefecto. Se necesitan medidas ad hoc, esa noche cerraría las puertas del centro de Roma».