Paradigme

Mourinho no quiere más casualidades; ante Napoli fuera todo aquel jugador que no le de garantías físicas y atléticas

En los últimos 13 partidos disputados contra uno de los cinco primeros equipos de la tabla, la Roma nunca ha ganado. El balance técnico es de, cuatro empates y cinco derrotas en el periodo señalado, lo que habla de una peligrosa idiosincrasia en los enfrentamientos directos que ni siquiera José Mourinho fue capaz de eliminar en los dos años y medio de lecciones de personalidad.

Por tanto, se intuye que el partido contra el Napoli, en vísperas de Navidad, representa un parteaguas fundamental en Serie A, más aún después del pésimo partido ante Bologna y dentro de un ciclo de compromisos muy duros: la Roma cerrará entonces el año natural con el viaje a Turín para jugar ante la Juventus, luego concluye la primera ronda en el Olímpico contra el Atalanta (7 de enero), espera con ansias un derby de la Coppa Italia contra la Lazio (si el hechizo Cremonese se rompe el 3 de enero) y finalmente se vuela a San Siro para enfrentarse al Milan. Una serie impresionante de pruebas reñidas que podrían alterar la temporada, en un sentido u otro.

Por eso Mourinho, cuenta Corriere dello Sport, que el pasado domingo envió un mensaje inequívoco a los propietarios sobre la renovación del contrato, está dispuesto a dejar fuera a todos los jugadores que no le den suficientes garantías físicas y atléticas: Zalewski, por ejemplo, debería ocupar el lugar de Spinazzola, que ya falló en Bologna después de la primera parte, pero ni siquiera el capitán Pellegrini está seguro de poder jugar desde el principio contra el Napoli.

Posiblemente podría hacerlo como segundo delantero, junto con el regreso de Lukaku, si Mourinho decide presentar una formación más cuidadosa de lo habitual. En este caso la línea media estaría formada por Cristante, que ayer volvió a entrenar con el grupo en Trigoria, más Paredes como regista y Bove, que añadiría carrera y dinamismo a un departamento demasiado aburrido.

Evidentemente no hay nada que hacer con Renato Sanches, que aún no ha recuperado una intensidad competitiva aceptable. Ya sea por las «cicatrices emocionales» descritas por Mourinho o por otros motivos, pocos cambios: hoy la Roma no puede esperarle, también para evitar otras situaciones desagradables como aquella sustitución a los 18 minutos que despertó el asombro del propio jugador.

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