Paradigme

«Vuja, deja entrar al chico, se lo merece»; Mihajlovic y la historia del debut de Totti

«Vuja, deja entrar al muchachito, se lo merece…«. Era el 28 de marzo de 1993, la Roma ganaba en Brescia. Fue la ‘peludo’ Sinisa Mihajlovic, de 23 años, el que se acercó al banquillo para sugerir al técnico Vujadin Boskov, con el tenía una relación especial con el ‘tío Vuja’ que lo mandara al campo. Fue él (Vuja) quien lo quizo a toda cosata en su Roma. Y ese muchachito es Francesco Totti de 17 años, tan emocionado que no supo si era con el cuando Boskov le dice ‘Calienta’ que casi no pudo quitarse los pantalones de chándal. El tío Vuja se ríe, Totti entra al campo en lugar de Rizzitelli cuando la Roma gana 2-0 con goles de Caniggia y el propio Mihajlovic. Ah, ¿sabes quién convenció a Boskov para hacer debutar a Totti ente Brescia con los dueños? ¿Necesito decir? Por supuesto, Sinisa, que tenía un ojo extra para reconocer el talento.

Esa no era una Roma brillante. No fuerte, de hecho. Vivía a media tabla con un presidente, Giuseppe Ciarrapico, que poco después sería detenido por quiebra fraudulenta. Y de esas dos temporadas de amarillo y rojo no es que quede un gran recuerdo el de Sinisa Mihajlovic, obligado a jugar de lateral izquierdo en sustitución de Amedeo Carboni, fuera de servicio por una grave lesión. Un cambio de roles que no gustó nada al talento procedente del Estrella Roja de Belgrado que era capaz de hacer magia con la zurda. Sin embargo, para el tío Vuja, esto y más. Incomprendido en la Roma, fuerte en la Sampdoria, fenomenal en la Lazio donde ‘el Sargento’ -apodo que se ganó por su temperamento duro y enérgico- se convierte en uno de los centrales más fuertes de la Liga gracias a otro futbolista con el que se entrelaza una relación especial: Sven Goran Eriksson, también con pasado en la Roma y protagonista, con Sinisa, de la era Cragnotti y los triunfos biancocelesti.

Esto sin embargo, es otra historia. Porque ese día allá por 1993, aunque él aún no lo supiera, nació Mihajlovic, quien luego se convertiría en un entrenador, querido por los jugadores. Y formidable en la búsqueda de talento. El de Donnarumma en la época del Milan, por ejemplo, con 16 años y ocho meses saliando al campo como titular ante el Sassuolo. Sinisa relató el episodio en su libro: «Durante la semana le informo a Galliani: me pregunta tres veces si estoy bromeando. He decidido, nunca tomo decisiones teniendo en cuenta la edad. En ese momento vi lo mismo:» El futuro en los ojos de Donnarumma al igual que con Totti», relata en su autobiografía y continúa: «El sábado viene Berlusconi a Milanello y le corto en seco: ‘Presidente, solo hay dos posibilidades. Usted me despide y luego pone a Diego López. No quería faltarle el respeto Berlusconi, pero las decisiones finales dependían de mí».

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