Paradigme

Unos 1.500 agentes de policía están en la ciudad de Roma como dispositivo de seguridad ante la llegada de los ultras del Feyenoord; más de diez monumentos protegidos

Los ultras del Feyenoord han llegado a Roma. Pese a la prohibición de venta de entradas, y por tanto de asistir a la vuelta de la Europa League, los hooligans neerlandeses han aterrizado en la ciudad y ya este miércoles en la noche se hicieron sentir en el centro. Así, a última hora de la tarde, los ultras giallorossi desencadenaron un bombardeo, alrededor de 200, encapuchados y armados con palos, atacaron un pub donde los neerlandeses se habían reunido cerca del Coliseo. Pero la reacción de los cuerpos policiales alertados durante días ha frenado el enfrentamiento. Evitando el contacto entre los ultras.

Ayer había 400 agentes de la ley más en la ciudad respecto a la media. Hoy, día del partido en Roma, habrá un total de 1.500 agentes. La Barcaccia de Bernini en Piazza di Spagna está bajo vigilancia especial, atacada y dañada por los propios fanáticos en 2015. La fuente ha sido acordonada, así como las de Piazza Navona, Piazza Barberini y Repubblica. Se protegerán otros siete monumentos, pero el dispositivo de seguridad prevé muchos más.

Según cuenta el diario Leggo se empezó todo con controles, en hoteles, estaciones de trenes, aeropuertos y en carreteras. Los intercambios de información entre la policía italiana y neerlandesa han estado en marcha durante días. También interviene la Jefatura de Policía de Nápoles, dada la presencia de los ultras del conjunto de Rotterdam en la capital de Campania. Lo que se quiere evitar es una alianza violenta entre la afición del Feyenoord y la del Napoli. Un riesgo, dada la mala relación entre la afición giallorossi y azzurri.

Además del ya mencionado aumento de agentes, la Prefectura dispuso entonces una ordenanza que prohíbe la venta de alcohol para llevar, en vaso, en el centro. Y por último, las redes sociales están siendo monitoreadas constantemente. Solo así se descubrieron unas fotos de la afición holandesa en el Barcaccia, con el poco tranquilizador escrito «Estamos aquí de nuevo«. Máxima atención también a la reventa de entradas. “Es triste que una ciudad tenga que encerrarse por un partido -le dijo a Leggo la concejala de seguridad del Capitolio, Mónica Lucarelli-, pero queremos evitar lo que sucedió en el pasado”.

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