En enero la Roma jugará siete partidos en 29 días. Uno cada cuatro días. No hay nada de qué sorprenderse dada la compresión de los calendarios a la que (casi) todo el mundo se ha acostumbrado a estas alturas. Sin embargo, hay una anomalía muy particular que da esperanzas a Fonseca: seis de ellos se jugarán en casa. Prácticamente, excluyendo el partido a domicilio en Crotone el día de la Epifanía, la Roma siempre jugará en el Estadio Olímpico del 3 al 31 de enero.
El día 3 se arranca con la Sampdoria de Ranieri, luego, después estará el Inter en la liga (10 de enero a las 12.30) y el miércoles Spezia por la Copa de Italia. Después de sólo dos días (a partir del viernes a las 20.45 horas) el derbi con la Lazio, con los biancocelesti “en casa”. Luego, nuevamente Spezia en el Olímpico el día 23, esta vez por el campeonato y el 31 con Hellas Verona para el primer partido de la ronda de vuelta. Un «caso» también debido al hecho de que Roma y Lazio tendrán que jugar el último partido de la Serie A fuera para despejar el estadio Olímpico primero para los Campeonatos de Europa.
Una forma de mirar enero con optimismo. El año pasado 2020 tuvo un mal comienzo: seis derrotas y dos empates en doce partidos entre enero y febrero entre Liga y Copas. En esos dos meses se esfumaron las posibilidades del cuarto puesto y las de avanzar en la Copa de Italia. Esta vez Fonseca espera comenzar de manera diferente, también porque la Roma ha ganado siete y tres empates en el Olímpico este año (con Juventus, Sassuolo y CSKA Sofia) y sigue invicta.