A veces, en la vida, las etiquetas pesan. Tomemos a Pau López como ejemplo. Llegando con una valoración de 30 millones -aunque casi un tercio provenía de la venta de la mitad de la ficha de Sanabria- para todos fue inmediatamente «El portero más caro de la historia de la Roma». Hermoso, ¿no? Sí, pero también no. Porque en su primera temporada el español, que también era habitual en su selección, demostró ser bueno, pero no tan fenomenal como esperaban muchos aficionados.
LA TÉCNICA— O más bien, para el juego de Paulo Fonseca, que generalmente prefiere el inicio «desde el fondo», con salida de balón desde la defensa, es difícil encontrar a uno mucho mejor, porque López realmente sabe hacerlo bien con los pies, y como pocos. Moraleja: aunque su suplente Mirante siempre ha gozado de la estima de sus compañeros y del público, las jerarquías nunca han sido cuestionadas, ni siquiera tras el error cometido en el último derbi, que le costó el empate contra la Lazio. El problema vino con la pandemia. Más precisamente en la reanudación del campeonato, cuando el español fue víctima de una microfractura en la muñeca izquierda. Después de recuperarse y regresar a su puesto, ya no se parecía a él. Siempre incierto, siempre indeciso, siempre tarde, y los resultados de la Roma lo han sufrido. No es ningún misterio que el club, si hubiera llegado una oferta que no generara una pérdida de capital, le hubiera vendido, pero no lo hizo. El problema es que, en el reinicio de la temporada, López volvió en la pretemporada con la misma muestra de buenas paradas e intervenciones revisables. Resultado: la posición de salida fue para Mirante, que también lo hizo bien.
LA MISIÓN— El objetivo de Fonseca, sin embargo, es claro: recuperar a López lo antes posible según escribe Massimo Cecchini en la Gazzetta dello Sport. Y esto tanto por el valor técnico en sí mismo, como por no empobrecer su valor económico, que por el camino que va podría perderlo. Así, entrando en un período en el que se jugarán casi cada tres días, también son probables las rotaciones en portería, quizás alternancias científicas entre el campeonato y la Copa. López, sin embargo, tendrá que hacer su parte. Habiendo perdido (por el momento) la llamada de la selección nacional, será él quien recupere la confianza y la seguridad. Y la impresión es que la Roma lo espera con los brazos abiertos.