En el mundo del futbol, hay pocos jugadores que polarizan más que Granit Xhaka. El mediocampista suizo ha sido objeto de muchas criticas durante su turbulento paso por el Arsenal, pero también ha sido una pieza fundamental para tres técnicos diferentes en el norte de Londres.
Esa capacidad de superación es uno de los puntos fuertes del temperamental Helvético, que ha sido relacionado con la Roma en semanas recientes. Carácter y talento le sobran a Xhaka, pero sus defectos evidentes lo vuelven una compra arriesgada.
Antes de entrar en un análisis de las fuerzas y debilidades del 34 “gunner”, es importante contextualizar su controvertida estancia en el cuadro capitalino. Habían pasado 11 años desde la marcha del mítico Patrick Vieira cuando Xhaka llegó a cambio de €45 millones en el verano de 2016, convirtiéndose así en el segundo fichaje más caro en la historia del club detrás de Mesut Özil.
Ese alto precio subió las expectativas de una hinchada sedienta por un jugador que pudiera llenarle los zapatos a la leyenda francesa, pero se vio casi de inmediato que Xhaka no tenía ese perfil. Su falta de velocidad le perjudicaba en una liga donde impera un ritmo frenético, y mostraba una preocupantetendencia de perder la pelota en posiciones comprometidas.
Esos desperfectos no han desaparecido con el correr de los años. Su pifia contra el Burnley en marzo fue su octavo error que derivó en gol desde el inicio de la campaña 2016-17, más que cualquier otro jugador de campo en la Premier League durante ese lapso. Desde que asumió como técnico en diciembre de 2019, Mikel Arteta se ha mostrado renuente a exponer a Xhaka demasiado en defensa, optando por esquemas más precavidos (como el 3-5-2 que resultó clave en la obtención de la FA Cup en 2020) que protegen al contención helvético.
En ese sentido, un traspaso al equipo entrenado por JoséMourinho le caería como anillo al dedo. El portugués prefiere planteamientos cautelosos que se basan en un bloque bajo bien replegado y superioridad numérica en la zona media. Esos elementos tácticos le liberarían al suizo para que pudiera enfocarse en lo que mejor hace: marcar el ritmo del juego ofensivo con su zurdo privilegiado.
El experimentado pivote es un metrónomo en el mediocampo, y la cadencia más pausada de los partidos en Italia le puede favorecer. La impresionante variedad de pases que presume es su punto fuerte, pero Xhaka destaca tanto por sus trazos precisos como por su liderazgo dentro y fuera de la cancha.
El nacido en Basilea se hizo con la capitanía del Mönchengladbach a los 22 años, y porta la cinta de capitán de su país desde el retiro internacional de Stephan Lichtsteinerdespués de Rusia 2018. Pese a que fue privado de esa responsabilidad en el Arsenal tras una reacción lamentable al ser sustituido en un partido contra el Crystal Palace en noviembre de 2019, el suizo sigue siendo un referente en el vestuario “gunner”.
“XhakaBoom” podría fungir como un entrenador dentro del terreno de juego para “Mou”, que buscará regresar la Roma a los puestos privilegiados de la Serie A en su primera temporada al mando. El suizo es un líder nato, pero sus carencias técnicas y físicas ponen en duda su capacidad de ser el caudillo que necesita el nuevo técnico Giallorossi en la media cancha.