Paradigme

Tom Barrack estaría listo para invertir en la Roma y en el estadio de Pietralata

La revista de negocios Fortune lo califica como «el inversor inmobiliario más grande del mundo«. Tom Barrack, de 75 años, mira hacia Roma y la Roma. En los días en que el alcalde de la ciudad Gualtieri anuncia la conclusión positiva de la primera fase del largo proceso de aprobación del proyecto del nuevo estadio de Pietralata, vuelven a circular rumores sobre el interés del magnate estadounidense por el club giallorossi.

Para que conste, en Trigoria siguen negando posibles cambios en cuanto a la estructura societaria, asegurando que estas desavenencias “no se reflejan en círculos cercanos a la presidencia”. Sin embargo, algo se mueve. También porque Barrack, escribe Stefano Carina en Il Messaggero, procede con la intención de comprender los márgenes para entrar en la cuestión del ‘estadio’, sin excluir otros escenarios en el futuro. Para ello se ha apoyado en gente local, hombres de absoluta y contrastada confianza con un pasado también a nivel institucional, que están sondeando posibles márgenes de actuación para él.

Contacto, entonces. Lo que se aceleró tras la junta extraordinaria de accionistas del 18 de octubre, celebrada en la oficina del notario Luca Amato en Roma, en presencia de Pietro Berardi, director general del club Giallorossi, controlado por el accionista único Neep Roma holding, a su vez propiedad por Romulus and Remus Investments lic, la compañía financiera de Dan Friedkin, y la aprobación del nuevo estatuto que transformó el club de fútbol de un balneario a una sociedad de responsabilidad limitada (es decir, el capital a dividir por acciones ahora se divide por cuotas). En este contexto, destaca el artículo 6.5 del estatuto, que prevé la posibilidad de crear categorías de accionistas con facultades relativas, vinculadas a «sujetos». Y aquí, la conexión con el nuevo estadio y la apertura a nuevos socios, por una inversión que ronda los 600 millones, es automática.

Los números de la Roma son demasiado llamativos como para no tenerlos en cuenta. Frente a una pérdida de 219 millones en el último balance, hay una propiedad como los Friedkins que han invertido, incluida la adquisición, la monstruosa cifra de 800 millones, pero que no ven en el horizonte, salvo con la construcción del nuevo estadio la oportunidad de volver. Una situación difícil de sostener a largo plazo, salvo con la entrada de nuevos miembros. Y es en ese sentido que Barrack pidió información. Probablemente no será el último, pero fue el primero por ahora.

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