Realmente ha terminado ahora. Porque ese cordón umbilical que le permitía cruzar las puertas de Trigoria como cualquier padre, para ir a ver a su hijo comprometido con la Sub 18, ya no existirá. Cristian ha crecido. Y con razón comienza a caminar solo, a hacer sus propias experiencias escribe Stefano Carina en el diario Il Messagero.
El siguiente, en Frosinone, está a la vuelta de la esquina. Hasta tal punto que el viernes los Totti, padre e hijo, visitaron el Instituto San Bernardo -en el complejo de la abadía de Casamari- a un paso del centro de entrenamiento del club Ciociaria. Francesco y Cristian han obtenido información sobre la oferta formativa del instituto y, una vez concretada la cesión del joven futbolista, volverán a formalizar la inscripción. La aventura con la Roma está cerca de llegar a su final.
Las pocas oportunidades con que contó (apenas 2 participaciones en Liga con el Cesena en noviembre y la Sampdoria en febrero, siempre entrando desde el banquillo) fue la razón que dio pie para mirar alrededor. Y el club frusinate no desaprovechó la oportunidad. Ahora solo queda por conocer la fórmula con la que Cristian, de 18 años en noviembre, dejara Trigoria. De hecho, el chico esta vinculado a los giallorossi un año más por contrato. Por ello, los dos clubes están discutiendo la mejor fórmula que permita la cesión del jugador.
Hay dos caminos: un acuerdo entre los dos clubes o la decisión de la Roma de liberar al chico y permitirle ir a jugar al Primavera de Frosinone, que viene de dos temporadas positivas. Al ascenso a la máxima categoría conseguido hace un año le siguió un año cerrado en el décimo puesto con 47 puntos, logrando la salvación matemática conquistada a falta de 9 jornadas.
Al margen de cuál será la fórmula, la sustancia no cambia. Después de 35 años, la aventura en Trigoria se termina para los Totti. Singular que todo esto transcurre precisamente en los días del 22 aniversario de la victoria del tercer Scudetto. Ayer, el excapitán publicó una historia en Instagram de su famosa celebración tras el gol contra el Parma con el pie de foto: «Esto nunca terminará». La realidad, a la fecha, tristemente dice lo contrario.