Paradigme

Strootman:»Volver al Olímpico es algo especial para mí»

«Volver al Olímpico es algo especial para mí». Hace años, por primera vez, apareció el nombre de Kevin Strootman en el teléfono de Walter Sabatini, el entonces director deportivo de la Roma conocía a ese mediocampista neerlandés, que no tenía ni 23 años, que era del agrado de media Europa y sabía muy bien que si quería traerlo a Trigoria solo tenía un aliado: el tiempo cuenta hoy Corriere dello Sport que hablo un poco con el ex giallorossi.

Los primeros contactos comenzaron, de hecho, en enero de 2013, el 19 de julio se oficializó la compra. Kevin considera que la ciudad de nacimiento en el documento de identidad de Jonah su hijo es un gran regalo porque le recuerda no solo al equipo con el que ha jugado más partidos (131) y una semifinal de la Champions League, sino también a una afición que lo amaba. incondicionalmente Pidió, con respeto y discreción, la camiseta número 6, que el club había retirado 10 años antes con la despedida de Aldair y le fue concedida no solo por sus cualidades físicas (extraordinarias) y técnicas (un zurdo tan potente como él). es cortés), pero también para un carácter fuera de lo común.

Si no le hubieran traicionado las rodillas, con las tres operaciones en el pie izquierdo y muchos problemas de cartílagos, Strootman se habría convertido en uno de los mejores centrocampistas de Europa. Sus compañeros de equipo, sus entrenadores, sus oponentes lo saben: «He visto jugadores como Kevin muy pocas veces«, dijo Francesco Totti.

Este jueves vuelvo al Olímpico con el Genoa y será especial. En 2021, cuando volvió a pisar el campo del inmueble de la capital el que había sido su estadio durante cinco años, no había aficionados, esta noche habrá más de 60.000 y es posible, probable, que le reciban con un caluroso abrazo. “El Olímpico es mi casa –dijo–, solo que por esta vez lo viviré como invitado pero espero ser bienvenido. Viví cinco años con altibajos en la Roma pero siempre sentí el apoyo de la afición cuando entraba al campo con la camiseta de los Giallorossi«.

Desde que se fue llorando, asumiendo la responsabilidad de un traspaso que no había pedido, nunca ha tenido la oportunidad de volver a ver a la afición de la Roma y por eso, más allá de la Copa de Italia, hay espacio para las emociones. Los mismos sentimientos que sintió hace diez años cuando Sabatini le dijo: «Ya verás, en Roma te quieren«. El amor estaba ahí y fue inmediato. Recíproco, por eso no hubiera merecido ser aclamado como uno más, como uno de esos que, en palabras de un viejo técnico giallorossi: «Al fin y al cabo no era tan importante. De todos modos tenemos a Coric..».

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