Leonardo Spinazzola concedió una larga entrevista al diario Il Messagero. El lateral izquierdo -que ha vuelto a ser titular en los dos últimos partidos (Venecia y Torino) tras el tramo final con la Fiorentina- habló de la final de la Conference League de mañana, de la lesión y de mucho más. A continuación, las palabras del lateral gitano.
Entonces Spinazzola, ¿dónde estamos?
No sé, ni siquiera lo sé (risas). No, vamos, estamos en un buen momento. Di mis primeros pasos ante Venecia y Torino, me sentí a gusto. Ahora tengo que jugar, necesito minutos para recuperarme, ganar más conciencia aunque en realidad nunca he perdido eso. En el campo me sentí cómodo enseguida, como si hubiera pasado poco tiempo desde el último partido cuando, echando la vista atrás, quizás sea bueno que haya olvidado lo que pasó.
¿Hubo algún momento en este largo año lejos de los campos en el que temiste no lograrlo?
Sí, lo admito. Ocurrió cuando no estaba viendo resultados. Trabajé continuamente, llegaba a Trigoria a las 9 de la mañana, salía a las 16 pero nada. La pierna estaba como muerta, no podía hacer crecer el músculo. Ese fue el momento más difícil. Me sentí impotente y ahí pensé seriamente en no lograrlo. Entonces algo cambió y de repente me fui, comenzando a trabajar mejor.
Pero, ¿ha cambiado algo a nivel psicológico o físico?
No sé, probablemente solo tenía que pasar un tiempo.
Entonces, ¿cómo es posible que después de tres meses declaró que quería regresar en noviembre?
Te aseguro que en ese momento yo era consciente de lo que decía. En los primeros días vi tantas mejoras que me hicieron pensar que podría volver mucho antes. Entre otras cosas, habiendo ya roto un cruzado, volaba con la cabeza que tenía en ese momento… La Eurocopa que había disputado me dio fuerzas y me dije ¿por qué no? Estaba bien, lo juro. Los primeros tres meses fueron cuesta abajo, luego de repente me congelé. El músculo que no estaba creciendo, las cargas demasiado pesadas que no podía manejar, tuve que dar un paso atrás. Lo importante es haberlo logrado.
Mourinho definió Roma como una gran plaza.
Agrego fantástica. Hay un pueblo que te empuja, te espolea. Cálido, generoso, como hemos visto con el Venezia. Cuando ve un equipo con cabeza, determinación y carácter te lo devuelven con un cariño inmenso. ¿Gana poco? Bueno, mañana intentaremos traer un trofeo.
En la Eurocopa fue protagonista absoluto pero luego se lesionó y vio a sus compañeros levantar la copa. Esta vez después de ver todos los partidos en boxes, ¿sueñas con el camino inverso?
Lo deseo para mis compañeros que han hecho un gran viaje, para la ciudad, para la afición y también para mí. Terminar esta temporada con un trofeo y quizás jugar la final sería un sueño.
¿Ve esta final como una revancha de la que no pudo jugar?
Sinceramente no, porque siento que también he ganado la Eurocopa, jugando o no jugando, hice mi aportación y quiero hacerlo también mañana.
¿Mejor desde el principio o sobre la marcha?
Lo importante es levantar la copa. Puedo jugar aunque sea un minuto o quedarme en el banquillo, lo importante es ganar. No pienso en empezar el dueño o no. Lo importante es estar disponible, porque estoy muy contento de estar de vuelta, de poder correr, de poder ayudar a mis compañeros.
¿Encuentras similitudes entre el conjunto azul que triunfó el pasado verano y este de la Roma?
Sí, lo compacto que es. Está claro que siendo todos italianos en la selección es más fácil. Por ejemplo, no puedo hablar inglés, ¿qué le puedo decir a Maitland ya los demás? A lo sumo me puedo expresar con gestos (risas). En serio, lo importante es ser compacto en el campo.
Hace año y medio estuvo a un paso de dejar Roma. Mirando hacia atrás, ¿crees que al final salió bien?
Por supuesto, pero no lo digo hoy, siempre lo he pensado. Desde ese día he mejorado mentalmente, como persona, como deportista y como hombre. ¿Le agradezco al destino? Sí.