Sus veranos son cada vez más extraños. El año pasado, con un contrato a punto de expirar, se preguntó si era apropiado dejar la Roma para seguir la pista del capital saudí. Al final, tras una conversación franca con Mourinho, decidió quedarse para jugar sus cartas y quizás conseguir una renovación en el sprint final, como les acababa de ocurrir a sus compañeros Smalling y El Shaarawy. Ahora, con el contrato terminado, Leonardo Spinazzola se ve obligado a imaginar un futuro en otro lugar aunque en su corazón no ha perdido la esperanza de llegar a un acuerdo para quedarse en Trigoria.
Leonardo nunca hubiera imaginado terminar un viaje de cinco años en una noche llena de arrepentimientos. Pero, en definitiva, Spinazzola nunca habría puesto fin a este lustro y mucho menos lo habría hecho así, al margen del campo, como para confirmar las dudas de los Friedkins sobre ofrecer un nuevo contrato a un jugador atormentado por problemas físicos asegura este lunes el diario deportivo Corriere dello Sport.
Por supuesto, nada se puede dar por sentado hasta que Spinazzola fiche por otro club. Llegado en 2019 procedente de la Juve, podría haber hecho más con la Roma. Pero la suerte no le dio un empujón cuando realmente lo necesitaba.
