Llega Verona y Solbakken espera. ¿Qué? Un poco de todo. Tener una oportunidad en el partido, poder ganarse la confianza de Mourinho y de la afición, encontrar un gol que le lance sobre todo desde el punto de vista emocional. En esencia, espera poder vivir una temporada en Roma diferente a los cinco meses en la sombra vividos al comienzo de su aventura en amarillo y rojo. Sólo un gol hasta el momento, precisamente contra el Verona cuenta Corriere dello Sport.
Contra el Salernitana, el ex Bodo permaneció en el banquillo durante los noventa minutos, viendo a Pagano entrar al campo, pero en el minuto 92: Mou no quiso sacar a Belotti en gran forma, ni a El Shaarawy, que dio dinamismo a la maniobra de los Giallorossi hasta el final. Ahora espera una oportunidad en el Bentegodi, a pesar de la vuelta de Dybala, pero al menos en la segunda parte. Un deseo de redención para evitar el espectro de una venta en estos últimos días de mercado. El Bologna ya había información sobre él, así como algunos clubes alemanes: el tiempo se acaba, el mercado de fichajes se cierra dentro de siete días, pero quién sabe si algún equipo no decidirá llamar a Trigoria con una oferta de cesión que atraiga financieramente a Pinto.
El noruego no quiere pasar como el que no logró establecerse en Italia. Quienes le conocen le describen como un chico muy ambicioso y no es casualidad que, una vez que supo del interés de la Roma, no quiso escuchar las propuestas de otros clubes. Quería trabajar con Mourinho y esa sigue siendo hoy su prioridad. Sin embargo, siempre que tenga alguna oportunidad. Su esperanza es que mañana por la tarde pueda meter minutos en las piernas ya que, con un físico como el suyo, ponerse en forma no es tan fácil.