Después de todo, soñar no cuesta nada. Hay jugadores a los que les gustaría terminar su carrera en el Real Madrid, quizás con un recorrido por el campo y una ovación del Santiago Bernabéu; otros, sin embargo, como Ola Solbakken, preferirían con mucha más modestia que los títulos de crédito favorezcan una porción importante del pasado. “Me gustaría jugar mi último partido con el Rosenborg. Todavía no tengo nada planeado, pero me gustaría, sería lindo”.
Extraño, ¿verdad? El club de Trondheim fue aquel en el que el delantero noruego creció desde los catorce a los veinte años, esos en los que primero soñó y luego entendió cómo el fútbol podía convertirse en su futuro. Sin embargo, en el Rosenborg el joven Solbakken no ha jugado ni un minuto en el primer equipo.
En cualquier caso, dado que el delantero tiene solo 24 años, antes del final de su carrera en el Rosenborg quedan unos diez años por cubrir, posiblemente de la mejor manera posible. Con Bodo Glimt, con el que se mostró, y lo hizo de forma brillante, si tenemos en cuenta que, costando apenas 65.000 euros, como extremo marcó 20 goles en 84 partidos. De esos veinte, sin embargo, evidentemente tres fueron especiales, porque lo llevaron a la corte del Special One, dado que se los hizo directamente a la Roma la temporada pasada, durante el cuádruple desafío en Conference de la temporada paasada.
Los efectos colaterales no faltaron, pues las tensiones entre ambos clubes -que derivó en la trifulca entre Nuno Santos, entrenador de los porteros amarillos y rojos, y Knutsen, técnico de los noruegos- hace que en este momento Bodo, que lo tiene bajo contrato hasta el 31 de diciembre y lo perderá gratis, bloquee cualquier favor al club de Trigoria.
Así que ayer Solbakken, que aterrizó en Fiumicino, primero se sometió a los controles médicos habituales en la clínica Villa Stuart y luego estableció un plan de trabajo independiente con los preparadores Giallorossi según cuenta La Gazzetta dello Sport. Mientras tanto, intentará instalarse en la Capital italiana lo antes posible, dado que, salvo que haya idas y venidas, Bodo no le permitirá incorporarse a su nuevo equipo hasta el final de su contrato. Mientras tanto, sin embargo, ha firmado un contrato hasta 2027 (4 años y medio) por alrededor de un millón más primas crecientes.
