Hace 10 años, la Roma fichó a Kevin Strootman desde el PSV por 16 millones y medio más bonus.
El jugador neerlandés eligió la camiseta número 6, retirada por el conjunto capitalino hasta aquel momento por haber sido el número histórico de una leyenda romanista como Aldair.
Strootman se convirtió en una pieza clave del centrocampo para Rudi García, junto a De Rossi y Pjanic. Su cualidad de no perder nunca la pelota le sirvió para que el técnico francés le diera el apodo de la «lavadora», puesto que cada vez que le llegaba un pase conseguía «limpiar la acción». El 9 de marzo de 2014, durante un partido contra el Napoli, se lesionó en la rodilla izquierda. Estuvo alejado del verde nueve meses. Volvió a jugar el 25 de noviembre contra el Torino, pero a principios de 2015 se lesionó nuevamente en la misma rodilla contra la Fiorentina. Un año después, el 21 de febrero de 2016, durante el partido contra el Palermo, entró en el campo en el minuto 88, sustituyendo a Keita.
Tuvo que esperar a la temporada siguiente para volver a ser titular junto a De Rossi y Nainggolan. Uno de los mejores momentos fue durante el Derby del 4 de diciembre. En el minuto 64, estando el marcador 0-0, Strootman quitó la pelota dentro del área a Wallace y superó a Marchetti con una vaselina. Era su primer gol en la Serie A después de dos años, el primero desde aquella terrible lesión, y en un partido tan importante como ese, contra la Lazio. El 28 de Agosto de 2018, Monchi improvisamente lo vendió al Marsella, donde se volvió a encontrar con Rudi García. El pueblo giallorosso enfureció, pues no entendía que un jugador como Strootman pudiera ser vendido a dos días de terminar el mercado de fichajes.
Sintetizando, la trayectoria de la «lavadora» se podría resumir en dos etapas: antes de la lesión fue un jugador increíble; después, se convirtió en un buen futbolista. Pero nunca, durante todos esos años, dejó de sudar la camiseta giallorossa, sino que demostró su amor por la «mágica».