Tras los rumores de los últimos días, ayer por la tarde llegó el anuncio oficial por parte del club inglés: los Friedkins son los favoritos para convertirse en los nuevos dueños del Everton. Una nota que confirma efectivamente que las negociaciones entre los propietarios de Roma y Blue Heaven Holdings, empresa que actualmente posee la mayoría de las acciones de los Toffees, se encuentran en su fase final, escribe Marco Juric en La Repubblica. El 94 por ciento de las acciones y una inversión de 650 millones que preocupa bastante a los aficionados de la Roma.
El temor es que el nuevo compromiso económico y empresarial pueda distraer a los propietarios de los colores Giallorossi. Por ahora, Trigoria se apresura a negar cualquier hipótesis de que la Roma esté marginada. «El club Giallorossi – afirmó recientemente la directora general Lina Souloukou – siempre seguirá siendo el centro de nuestro proyecto, para la ciudad y para los aficionados. La visión de la propiedad es la de una gran inversión a largo plazo, no existe la menor intención de vender y esto debe quedar claro. El objetivo es llevar a la Roma a la cima del fútbol europeo». Y si no se dejan de lado los colores amarillo y rojo, al menos su fuerza y compromiso se reducirán a la mitad. Porque Ryan Friedkin, vicepresidente de la Roma, se ocupará personalmente del Liverpool.
Con Dan Friedkin, que tendrá que compartir su tiempo, inversiones y vuelos entre la capital y Merseyside, la fortaleza de la Premier League respecto a la Serie A sigue siendo irrefutablemente más rica, más competitiva y atractiva para hacer negocios. A partir de los estadios propios. En Liverpool, del lado del Everton, la construcción del nuevo estadio de los Toffees es casi una realidad. Las instalaciones de Bramley-Moore están en construcción, serán inauguradas en la temporada 2025/26 y albergarán algunos partidos de la Eurocopa de 2028, sin embargo, aún falta un proyecto definitivo y el objetivo de disputar el primer partido en 2027, después. Cuatro años de intenciones, parece cada vez más difícil.
