Paradigme

Roma y Atalanta, de amigos a rivales: la historia de la relación entre las aficiones

Verona, Juventus, Milan, Napoli, Bologna, Genoa. Y Atalanta. Repensar el mapa de amistades de los fanáticos de la Roma a finales de los 70 y principios de los 80 en este 2020, es difícil de hacer. Sin embargo, todo es posible. En la edad de oro de las Curvas, la Sud romanista simpatizaba y a veces incluso se hermanó con aquellos que ahora se consideran rivales históricos.

Quizás incluso por esas buenas relaciones luego terminaron mal. Relaciones nacidas de afinidades ideológicas en una época en la que todo estaba politizado (infinitamente más que en el nuevo milenio) o incluso solo determinado por conductas; por conocidos personales entre miembros de grupos de recién creados, como por casualidad.

Los partidarios de la Roma y Atalanta son en muchos sentidos distantes en su génesis (metrópolis contra provincia, bravuconería contra la confidencialidad, sarcasmo contra la austeridad); pero al mismo tiempo similar en comportamiento: ambos viscerales, optimistas, apegados a sus equipos más allá de los resultados como pocos, orgullosos de afirmar la muy fuerte identidad entre club y ciudad.

En la era pionera del apoyo organizado, las respectivas curvas se reconoció y definió grupos líderes: en la capital, la CUCS se prepara para escribir las páginas más hermosas y gloriosas vistas en sectores populares. En Bérgamo, las BNA (Brigadas Nerazzurre) lideran el Norte.

En ambas orillas, el fútbol, el equipo que uno apoya en particular y, por último, pero no menos importante, el grupo al que pertenecen, representan algo estrictamente fideísta. Aquellos años fueron faltos de satisfacciones sobre el terreno de juego para los dos equipos: Atalanta regresó a la Serie B antes del inicio de los fabulosos 80, de la Roma que se salvó gracias a un empate con la Diosa en un dramático choque directo.

Sin embargo, los vítores son muy cálidos y coloridos: aparecen coreografías primordiales y exhibiciones de fuegos artificiales y las dos Curvas se destacan en este sentido, encontrando más afinidades entre ellas. En 1984, el club de Bérgamo volvió a jugar en la máxima categoría, mientras que la Roma acababa de disputar la final de la Copa de Campeones. El calendario propone el choque directo en Lombardía al comienzo de la temporada, el 30 de septiembre.

La afición Giallorossi pasa el pre-partido con sus amigos del BNA, pero en la Curva de la Atalanta hay un nuevo grupo al que no le gusta la relación privilegiadas: los Wild Kaos. A partir de ahí comienzan los primeros cánticos pro Liverpool, claramente provocativos. Los hinchas de la Roma se instalan como de costumbre en el Sur, entre aficionados nerazzurri no ultras.

Unas cuantas burlas aumentan la tensión, que explota cuando el WKA roba un estandarte (que será recuperado). La grieta está abierta, la amistad se guarda en el cajón de los recuerdos y desde entonces cada enfrentamiento entre Roma y Atalanta se pone muy caliente. Incluso en las gradas.

Vía: Il Romanista

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