Vender para comprar: esta es la línea definida en el mercado de la Roma. Faltan las ventas «sustanciales» netas del dinero recaudado por Kluivert, Tahirovic, Volpato y Missori, además de las recompras de Pérez y Providence y la situación de préstamo resuelta de Shomurodov y casi resuelta de Viña. Vender bien para comprar mejor: esta es la otra cara de la moneda con la que tiene que lidiar Tiago Pinto cuenta este sábado Corriere dello Sport.
Y así el nombre a sacrificar es principalmente uno, con el beneplácito de Mourinho: Roger Ibañez. Inmediatamente detrás está el Karsdorp, que sin embargo tiene una situación diferente a la del central brasileño. Se trata de dos elementos que de momento no parecen estar en la pole position para jugar de titulares porque tanto N’Dicka como Kristensen ya han aterrizado en Roma. Seguramente ambos (el holandés con algunos bajos -ver post Sassuolo ruptura con Mou- y algunos altos) han vivido sobre todo una primera parte de la temporada en la que si no fue titular imprescindible estuvimos cerca. Ahora el escenario se ve muy diferente: son similares a los despidos.
El nombre más prescindible del mercado nacional e internacional es el de Ibañez. Por muchas razones. La primera: la edad, esos 24 años que en perspectiva le permiten jugar en Europa al menos una década más. La segunda: está en la selección brasileña. La tercera: su estilo de juego, donde hay un alto componente de riesgos, calculado o no, es adaptable a la Premier League. De hecho, han llegado encuestas y borradores de ofertas desde Inglaterra.
Primero el Tottenham, luego el West Ham y finalmente el Aston Villa se interesaron por el central. La Roma tiene un precio en mente y no quiere hacer demasiadas rebajas: la cifra es de 25-30 millones de euros. ¿Demasiado alto? No para los clubes en cuestión. Ibáñez, entre otras cosas, tiene un contrato que vence en 2025, en dos años. Así que la prisa de una venta es relativa. La Roma quiere sacarle el máximo partido porque, más allá de algunos desperfectos, el central brasileño ha sido valorado por el club giallorossi que lo compró a escondidas al Atalanta (2 partidos) en 2020 pagándole unos 8 millones de euros. Era prácticamente un niño sin experiencia.
Karsdorp, carrilero que ha tenido una relación fluctuante con Mourinho, lleva tiempo siendo extrovertido y en corriente alterna. La historia del «traidor» y la paz posterior han terminado. La abundancia reina por la derecha: además del neerlandés, el portugués puede contar con Celik y Kristensen. Monza intentó el golpe, la Juve no se hundió en el pasado, hasta el Feyenoord parecía dispuesto a traerlo de vuelta a casa. El gran obstáculo es el salario de 2,2 millones de euros por temporada que hace que Karsdorp sea casi inabordable.