Riccardo Calafiori no se toca. Si hasta hace unos meses era uno de los jugadores jóvenes con los que la Roma podría ganar plusvalías, ahora el club ha vetado la venta para hacerlo crecer. Con la llegada de Friedkin y las cualidades mostradas por el lateral, la dirección decidió quedarse con el chico y apostar por su talento según informa el Corriere dello Sport.
El siguiente paso, no fácil, es la renovación del contrato que vence en 2022. Hasta ahora, las partes no han podido llegar a un acuerdo. La voluntad de Calafiori es renovar para convertirse algún día en un elemento importante del equipo. La sensación es que eventualmente el acuerdo llegara. Una vez firmado el contrato se hablara con el club sobre el futuro y hay dos posibilidades: quedarse en la Roma y jugarse sus cartas, o irse cedido. Seco, sin derechos ni obligaciones de compra.