Paradigme

Redentores

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«Redimir significa rescatar a alguien de la esclavitud, librarlo de una obligación o poner fin a un trabajo, dolor o molestia», dicen los libros religiosos en cuanto a quien es redentor. Como el Cristo que luce en Río de Janeiro, con sus brazos abiertos, esperando los millones de turistas que lo visitan antes de la pandemia del coronavirus y que lo volverán a hacer cuando esta pesadilla sea un mal recuerdo. ¿Qué tiene que ver con el fútbol y, sobre todo, con la Roma? Que este sábado 11 de julio podemos hablar de un jugador que imitó a la famosa estatua brasileña por dos motivos: es un redentor con todas las letras y la imagen que quedó en el Stadio Mario Rigamonti de Brescia es él con los brazos bien abiertos.

Nicolò Zaniolo dejó en claro que la Loba es un equipo sin él y otro cuando ingresa. Tiene esa adrenalina de un chico de 21 años lleno de fútbol. Repleto de ganas de jugar. Sobre todo después de haber estado seis meses afuera por esa rotura de ligamento cruzado que nos dolió a todos los giallorossi. Y lo volvió a dejar en claro ante el Brescia. Una aclaración: Paulo Fonseca por ahora lo supo llevar bien, de a poco, más allá de las ganas de algunos hinchas (como quien escribe) de verlo más tiempo en cancha. Punto a favor del DT portugués.

El zurdo nunca bajó los brazos, ni siquiera el mismo día que se lesionó (12 de enero, vs. Juventus, luego de una gambeta hermosa). A partir de la operación, trabajó a full, doble y triple turno, en la casa y en el gimnasio, en Trigoria y en pandemia. No paró. Y acá se ve una fortaleza mental poco típica en jugadores tan jóvenes, que se marean con la fama y los millones. Zaniolo no lo hizo. Se recuperó en menos tiempo que los terrenales y cada vez que le dan la oportunidad, demuestra su valor. Una joya en bruto.

El 22 volvió vs. Napoli, en el San Paolo, nada menos. Un estadio que vio lo mejor de Diego Maradona. Tres días después, vs. Parma en el Olímpico, empezó a soltarse y metió un pase pura calidad a Villar (ese día falló dos goles hechos). Y este sábado, ya con el 2-0 en el tablero, Nicolò tuvo más tiempo y espacios para hacer lo suyo. El gol llegó porque lo buscó, porque tiene el arco entre ceja y ceja. También porque Diego Perotti lo encontró justo y le dejó el camino libre. Zaniolo apuntó, disparó y venció las manos de Andrenacci. Pura potencia, algo que destacan sus compañeros, los que lo ven hace un par de años en cada entrenamiento.

Celebró con la posición del Cristo, abriendo sus brazos, siendo el redentor de Roma. El que se agrandó en medio de la resiliencia. El que genera algo más en los tifoso, una esperanza en una temporada irregular por donde se la mire. «Después de 6 meses de duro entrenamiento y sacrificios, este fue un logro supremo y un nuevo punto de partida», dijo el nacido en Massa luego del encuentro. La felicidad no entraba en su cuerpo.

El joven maravilla de la Roma no fue el único que se empezó a redimir. Hubo otros cuatro jugadores que sumaron puntos en la mente del DT, pero sobre todo confianza en sí mismo. Uno de ellos es Federico Fazio, que desde que llegó Smalling perdió un lugar fijo en el fondo, pero nunca se bajoneó o miró para otros destinos. El central argentino cumplió ante Brescia y fue quien abrió el camino con el 1-0 parcial. Bien. Cumplió atrás y gritó en el área rival. Fue su 13° tanto desde que llegó a la Loba.

Otro argentino que tuvo una mini revancha fue Perotti. El extremo venía de ser capitán frente a Udinese pero a la media hora de juego lo expulsaron. Y eso que era el capitán… Insultos, enojo y la crítica. Fue una jugada en la que llegó tarde, fina. Ahora Fonseca lo alentó, lo miró y le dio la confianza para que vuelva a hacer de las suyas. Y así fue. Entró en el ST y hizo lo que quiso por izquierda. Además de asistir a Zaniolo en el 3-0, también metió desbordes y dos centros picantes. Un buen rato para llenarse de buena vibra.

Hablando de goles, el cuarto que se sacó las ganas fue Kalinic, delantero que genera más dudas que certezas en los hinchas, pero que no deja de luchar y pelear. Sus ganas se ven. Le faltaba meterla. Y si bien falló dos en el inicio, luego se soltó un poco y controló a la perfección un pase justo de Carles Pérez. Tercer grito en el club. Es poco, sí. Esperamos más, también. Ojalá sea el comienzo para ser el reemplazo cuando Dzeko necesite descansar. Sin dudas es el plan B de Fonseca. Por eso, es bueno que se le abra el arco.

Nombramos a cuatro que tuvieron un poco de lo que solemos nombrar como revancha deportiva. El quinto, desde este punto de vista, es Diawara. El volante africano venía de malos partidos, con fallos atrás que terminaron en goles o penales en contra. Muy por debajo de lo que el nacido en Guinea nos había mostrado. Este sábado se plantó mejor, no falló pases que la semana pasada sí erraba, se animó a meter alguna pelota filtrada y levantó el pecho y la cabeza, a lo gladiador. Mención también para Roger Ibáñez, que fue de menor a mayor. También para Carlos Pérez (asistencia y movilidad) y Mirante (sacó un fusilamiento de Torregrossa).

Un toque más de un sábado perfecto tiene que ver con el capitán. Luego de la salida del gran Fracesco Totti, del inolvidable Daniele De Rossi y del querido Alessandro Florenzi, la cinta le quedó a Dzeko. Y está bien. Pero como el bosnio fue al banco, el brazalete lo lució un romano, algo que tanto gusta en el Coliseo y sus alrededores: Lorenzo Pellegrini la llevó con honor. Le faltó lucirla con su juego, un poco errático y esporádico. Pero el 7 bravo sabe que puede dar mucho más.

Hay que aclara que esta victoria, segunda al hilo en la Serie A, trae aire, pero que también fue contra un rival que tiene como destino muy posible el descenso. No se trató de un equipo de mitad de tabla u otro que pelea por algo, como entrar a las copas. Eso es así. No hay que subirse a ningún caballo. Los pies sobre la tierra. Porque, a esta altura, lo que importa mucho es lo que sucederá el 6 de agosto en el MSV Arena de Duisburgo, cuando nos enfrentemos al Sevilla por los octavos de final de la Europa League. Ahí está el camino a la Champions. Ahí está la redención total.

4 comentarios en «Redentores»

    1. Me gustó bastante el segundo tiempo,fue más claro y los cambios «hay que decirlo» le vinieron bien,Carles Pérez necesitaba compañía porque en el primer tiempo fue el único que intentó,se notaba que iba a otros ritmo,me dejó muy buena sensación más allá del rival,pero obviamente hay que seguir ajustando para lo que viene,que va a estar complicado. (Lo de Nicoló desde todo punto de vista,es siempre positivo)

      1. Si, los cambios nos dieron frescura y los defensas del Brescia ya estaban muertos físicamente. No podían mas con el cambio de ritmo. Buena anotación. Saludos y Forza Roma!

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