Estaba tan ansioso por aterrizar en la capital italiana que Rasmus Kristensen el miércoles por la noche tomó un vuelo programado por su mismo (también pagó el boleto) y notificó al club Giallorossi poco antes del despegue cuenta Corriere dello Sport. Sin jets privados, sin recibimiento a la llegada ni selfies con la afición, solo un gran deseo de iniciar su nueva aventura en Roma para olvidar la decepcionante temporada en la Premier League.
El lateral danés no veía la hora de cruzar finalmente las puertas de Fulvio Bernardini, atraído por la perspectiva de trabajar con José Mourinho y disputar la Europa League. Quiere dar un giro a su carrera para cerrar el capítulo del Leeds y abrir uno completamente nuevo que empieza con la camiseta de los giallorossi.
La que lucirá hoy por primera vez para las fotos rituales que servirán para anunciarlo en las redes sociales. Pero primero las visitas médicas. Kristensen se presento a la clínica de Villa Stuart esta mañana para las habituales tres horas (o más) de pruebas atléticas, exámenes instrumentales y pruebas para obtener la idoneidad deportiva. Allí le esperaba, muy probablemente, también un grupito de aficionados dispuestos a arrebatar el primer selfie con la cuarta llegada de la Roma tras los dos parámetros cero de Aouar y N’Dicka y la vuelta cedido de Diego Llorente.
Kristensen se formalizará exactamente como su colega español, también del Leeds: cesión simple, sin derecho ni obligación de compra. Pagado trece millones de euros hace una temporada por el club inglés, la Roma no encontró un acuerdo económico adecuado para poder incluir la posibilidad de compra del joven de veintiséis años (realizada hace tres días). Desde mañana el chico empezará a entrenar con el equipo, por tanto con Karsdorp y desde el lunes también con Celik. Dos que probablemente no verán con buenos ojos su llegada a la banda derecha ya que ahora uno de ellos tendrá que marcharse para no amontonarse en el rol.