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Ranieri piensa en una Roma más compacta y con menos espacios de cara al difícil partido a domicilio ante el Napoli

A Claudio Ranieri le bastaría con empezar exactamente de la misma manera que empezó en sus dos aventuras anteriores con los Giallorossi: ganando, lo que sería un bonito detalle para todo el entorno de la Roma, consternado por una situación que nadie habría esperado en este momento. Al comienzo de la temporada, escribe Andrea Pugliese en La Gazzetta dello Sport. En 2009, de hecho, Ranieri debutó ganando a domicilio en el campo de Siena por 2-1 (goles de Mexes e in extremis de Rise), diez años después venciendo al Empoli por 2-0 en el Olímpico (goles de El Shaarawy y Schick).

Esta vez, sin embargo, el rival es muy fuerte, el líder Napoli, que no tiene intención de perder terreno en absoluto. Y puntos. Y frente a Ranieri el domingo se encontrará un amigo de muchas veladas, de muchos momentos, ese Antonio Conte con el que tanto compartió. Bueno, probablemente los dos también hablen en estos días, tal vez se acaricien (metafóricamente hablando) el sábado en la conferencia. Seguramente intentarán vencerse al día siguiente, y luego se abrazarán y tal vez se reirán de ello. Para conseguir un resultado en Nápoles, que para la Roma significaría básicamente no perder, Ranieri intentará reducir el bloque del equipo, acercando las dos líneas (defensa y centro del campo) e intentando dar a la Roma la compacidad que había perdido (como (lo demuestran los 12 goles encajados en los últimos 5 partidos, con una media de 2,4 por partido).

Es bastante seguro que dependerá de una defensa de tres, que luego puede convertirse fácilmente en una defensa de cinco con los dos carrileros reculando en la línea. Quizás intentando hacer daño en los espacios, en vertical. Y para poder limitar al Napoli, Ranieri también se centrará en los dos extremos, Kvaratskhelia por un lado y Politano por el otro, dos considerados peligros absolutos en la Roma. Con las dos líneas bajas habrá menos espacio para sus jugadas y la doble marcación será fundamental, con Mancini que por un lado tendrá que ayudar a Celik y N’Dicka que por el otro tendrá que hacer lo mismo con Angeliño (que También tenemos la tarea de proporcionar finalmente los balones adecuados a Dovbyk desde los flancos).

También vendrán más ayudas los dos centrocampistas, Koné y Pellegrini, dispuestos a quitar espacio en horizontal a Kvara y Politano, a quienes les gusta converger para buscar la jugada con el delantero (Lukaku) o incluso intentar patear. En definitiva, cerrar líneas también para evitar que los equilibristas napolitanos tengan espacio y hagan daño.

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