Vuelven las noches europeas al Olímpico, las de vida o muerte, las mágicas y llenas de adrenalina que han acompañado a la Roma en las últimas temporadas escribe Jacopo Aliprandi en el Corriere dello Sport. Un ambiente tremendo, una Curva Sud emocionante y dispuesta a intimidar al rival: algo completamente diferente en comparación con un do Dragão bastante opaco y ciertamente menos incisivo en los noventa minutos. El fuerte está preparado para recibir a los giallorossi y al Porto, Ranieri está dispuesto a aprovechar la ventaja de jugar en casa para alcanzar los octavos de final que no consigue en Europa desde el año 2000, y a continuar ese proceso de crecimiento táctico y mental iniciado el pasado 14 de noviembre con su Roma.
El Olímpico será un valor añadido, claro, pero sobre el terreno de juego hablará el once elegido por el técnico y sobre todo los objetivos fundamentales para pasar de ronda tras el empate en la ida. Pues bien, si hasta ahora el equipo ha conseguido salir adelante gracias sobre todo a la defensa, la tercera mejor del torneo en la primera fase de la Europa League con sólo seis goles encajados en nueve partidos, ahora es el ataque el que debe sonar la carga para ser más decisivo. ¿El mejor ataque es la defensa? Hasta ahora ha sido así, incluso en términos de goles marcados. La defensa fue la gran artífice de las victorias, con Mancini, Hummels, N’Dicka, Hermoso y Celik (central) marcando en los nueve partidos disputados, además de los tantos de los centrocampistas Pellegrini, Abdulhamid y Angeliño. ¿Y los atacantes? Dos goles de Dovbyk, importantes ante el Athletic y el Dinamo de Kiev, y uno de Shomurodov. Un botín bastante pobre para los expertos en goleadores.
Y por eso éste sólo puede ser el momento de ver al gigante ucraniano y a Dybala como protagonistas de una noche tan importante para el presente y el futuro de la Roma. Pasar a la siguiente ronda, cobrar diez millones de euros, seguir luchando por la final de Bilbao y, en consecuencia, clasificarse para la próxima Champions League. El sueño llega desde los próximos noventa minutos, de una victoria que Artem y Paulo deben buscar con decisión cargando a la Roma sobre sus hombros. Hasta el momento, ‘La Joya’ aún no ha marcado en Europa: el año pasado marcó su primer gol en la fase final, en octavos de final ante el Brighton, mientras que el año anterior marcó el importantísimo gol del pase a la siguiente ronda, en la vuelta de los playoffs. ¿Donde? Naturalmente en el Olímpico, su territorio.
Además de su gol en la final de Budapest, Paulo sólo ha marcado en casa en partidos europeos: cuatro goles hace dos temporadas, dos en la última. La afición de la Roma ya lo espera mañana, dispuesta a celebrar su regreso a la portería. Y lo mismo puede decirse de Dovbyk, que no marca en la Europa League desde la tercera jornada, ante el Dinamo: desde entonces, seis partidos jugados y cero goles. En el último partido, ante el Porto, sirvió la asistencia a Celik: sin duda una reacción al ritmo rápido y a las ganas de causar impacto en el próximo partido. Sin Saelemaekers y con el rendimiento de Pellegrini aún desconocido, Ranieri deberá confiar en sus dos delanteros clave: pasar a la siguiente ronda también depende mucho de ellos.