Homenajes a parte, Claudio Ranieri es consciente de lo que le espera en su ultimo partido con la Roma. La historia está escrita, ahora solo falta el ultimo paso, y quizás el más difícil, para lograr una de las mejores hazañas en la historia reciente de la Serie A. Una historia, que eso si, no pasa por la roma únicamente. El club capitalino debe esperar un pinchazo de la Juventus, que juega de visitante en Venezia.
Esto es lo que ha dicho:
¿Qué sientes en este momento?
«En estos momentos todavía estoy bajo los efectos de la adrenalina. Tal vez revisar estas imágenes me duelan aún más. Ser apreciado por tu propia gente es algo maravilloso, el equipo nunca se ha desunido, han hecho equipo y siempre se han ayudado y por eso, en esa situación no fácil, cuando todo parece negro, estoy realmente feliz por ellos, por los aficionados, por el presidente y todos».
Sobre el tifo.
«Miraba al árbitro y le decía que empezara (risas, ndr). He trabajado hasta ahora por las emociones que te puede dar esto, el futbol, en negativo y en positivo».
¿Qué temporada ha sido para ti, como la definirías?
«Lo dije, estos chicos me escucharon desde el principio. Muchos sabían el carácter que tengo, les dije que necesitaba ayuda, incluso la del público, son buenos y les di confianza. Cuando llegué, la moral estaba en el suelo y la confianza no estaba allí. También en Nápoles el equipo estaba allí, en Tottenham hicimos un gran partido. A mí me gustan estas cosas, a mis jugadores les pido que luchen hasta el final, así que si pierdes es porque los oponentes han sido mejores. Cuando lo das todo solo puedes aceptar la respuesta del campo. Luego logramos anillar los 19 resultados útiles y fueron importantes».
¿Crees en la Champions?
«Nunca creí en nada, solo creí en el trabajo y en la limpieza mental después de victorias y derrotas. Pongámonos en una situación desde abajo, trabajemos bien, hay otro oponente y tenemos que estar preparados. Creo en mis jugadores, también sé que iremos a Turín contra un equipo compacto y animado, iremos a jugar nuestro partido y al final veremos qué habríamos podido hacer».
Ranieri en mesa de prensa
Las extraordinarias emociones que le proporcionó este estadio. «Fueron emociones muy fuertes. Tome este trabajo por las emociones que el fútbol puede generar, tanto positivas como negativas, que hay que aceptar. Esta noche es inolvidable, por el cariño y el amor que me mostró la afición. Me alegra que el equipo sufriera las consecuencias en las dificultades; nunca se rindieron, entendieron mi lenguaje. Muy pocas veces tuve que alzar la voz; eso dice mucho de la inteligencia de este vestuario».
Pase lo que pase, a falta de 90 minutos, la Champions League sigue en juego. «Un hecho deportivo hermoso: hasta que se acabe, no se acaba. Tenemos que luchar y salir de la rutina como hoy, conscientes de que lo dimos todo aceptando el resultado. Hoy empezamos bien, buscando el gol, presionando, y tras la expulsión nos relajamos, como si pensáramos que era fácil. Los jugadores del Milan tienen una calidad indescriptible; quizá sean los más fuertes, quizá no consiguieron trabajar en equipo. Cuando todo cuadra, y pueden hacerlo en cualquier momento, no hay nadie a quien batir. Supimos aprovechar la ventaja del hombre de más, algo que no supimos hacer en la primera parte; eran más peligrosos que nosotros».
¿Porque razón desempolvó a Paredes y Saelemaekers? «Porque necesitaba un filtro delante de la defensa y dos extremos que actuaran como atacantes, no como ayudantes de campo para Paredes. Les pedí a Cristante y a Koné que se estiraran y se acercaran a los atacantes entre líneas. Así que con Paredes también necesitábamos controlar el balón por detrás, moverlo con rapidez y, con los pases filtrados, él podía servir a los delanteros o a los extremos. Había visto bien a Saelemaekers, lo vi inspirado en Bérgamo; hoy jugaba contra su exequipo y pensé que podría compensarme; de hecho, hizo un gran partido».
La Roma tiene segura su plaza en Europa, un resultado extraordinario: ¿qué le deja la Roma al futuro entrenador? «Dejo un grupo sólido. Jugadores que entrenan a mil por hora, desde el calentamiento están listos, reactivos. No quiero decir que sean amigos, pero se llevan bien. Nunca discuten, nunca nada. Quien llegue, podrá llegar muy bien».
¿Una velada llena de sentimientos, la más bella de su carrera? «Sin duda, lo que viví con toda esa curva, el estadio, es realmente hermoso. Pero evidentemente aún tengo adrenalina. Lo disfrutaré en los próximos días cuando vea los videos y las fotos. Ha llegado el momento de repasar mi carrera. Dame unos días más».
Con el Torino, será el banquillo número 501, como los tres últimos dígitos del código fiscal de alguien nacido en Roma. «Es cierto, pero no me importa. Mi Señor…» (risas, ed.)
¿Cuál debería ser el secreto de un entrenador, de un manager como usted, para gestionar determinadas cosas? «No sé cuál es el secreto. Intento conectar con el equipo. No hablo mucho, pero creo en el diálogo, la lealtad y el respeto mutuo. Soy yo mismo, te hablo claro a la cara, no tengo miedo de decir las cosas. Nunca he regañado a ninguno de mis jugadores culpándolo de nada. Uno trabaja para mejorar. No sé si es un secreto, pero intento sacar lo mejor de cada uno. Tienen que entrenar con una sonrisa, luego uno trabaja duro, pero se divierte. Siempre he sido así desde el principio de mi carrera, los hechos me han dado la razón. No era un gran jugador, era un jugador normal, con el Catanzaro. Nunca olvidé cómo éramos mis compañeros y yo, y eso me llevó a conectar con los jugadores».
El poeta dijo: «Me emociono si emociono». ¿Extrañará estas emociones en su vida después de la muerte? «¿Después de la muerte? ¡Abajo los brazos! (risas, ed.). Sin duda los echaré de menos, pero es justo decir basta también por el bien de la Roma. Podría quedarme, pero no, necesitamos otro entrenador; si no, perderíamos un año. No querría esto para mi Roma».
