La luz cegadora. Paulo Dybala llevo sobre sus hombros a la Roma en el amistoso ante Estrela Amadora. Porque clase es clase incluso en pleno verano, incluso cuando la liga está paralizada y los partidos cuentan hasta cierto punto. Un poste, dos goles de zurda, aperturas que iluminan y muchas cosas positivas para el 21 que en realidad es un 10. Paulo se movía entre el mediocampo y el ataque logrando marcar la diferencia de cara al arco, buscando también la profundidad, pensando como un agresor. Ha afinado el entendimiento con los que hablan su propia lengua, en primer lugar con Pellegrini y Aouar, que le sirvieron bien con la asistencia (nada sencilla) de doblaje.
En estas horas, a finales de mes, vence la cláusula resolutoria que permite al argentino liberarse por 12 millones a condición de fichar por un equipo no italiano. Este peligro ahora parece haber pasado. Paulo tiene un pacto de honor con Mourinho, consigo mismo y básicamente también con la afición de la Roma que le adora. Nunca ha pensado realmente en cambiar de equipo en las últimas semanas. Tal vez ya habría sucedido. Muchos se han movido a su alrededor fuera de las fronteras de Italia y más allá, pero Dybala ha demostrado que no quiere terminar aquí su aventura de amarillo y rojo. Al menos no de esta manera.
Pero también está claro que la telenovela no ha terminado cuenta este domingo Corriere dello Sport. Hasta el final del mercado de fichajes hay una eternidad más o menos. Dybala está a la espera de la renovación de contrato. Sus agentes, con Jorge Antún en primera fila, quiere un esfuerzo de los Friedkins, aprovechando la centralidad del argentino en el proyecto puesto en marcha por Mourinho. Nadie quiere perder la imagen de hombre de esta Roma que llena el Olímpico aunque el equipo no juegue la Champions. El objetivo es blindar a Dybala extendiendo el acuerdo hasta 2026 y elevando (o eliminando) la cláusula de liberación. Quizás se podría encontrar un punto de acuerdo con un sueldo de 7,5 millones, el sueldo más alto de la era moderna que se llevó Dzeko a casa.
