Ese silencio un poco así… No hace ningún ruido, pero tampoco produce ningún placer. Como si todo se diera por sentado. Y sobre el papel no hay mucho que decir entre Paulo Dybala y la Roma, escribe Marco Juric en La Repubblica.
Su contrato expira en 2025 y el salario de la próxima temporada es el de un jugador top: 7,5 millones más bonus. Además, existe una cláusula de rescisión de 12 millones que fija el precio (para clubes extranjeros) de su precio. Quien quiera puede llevárselo. La Roma no tendría prisa por sentarse a la mesa de negociaciones para discutir una posible renovación. Y al mismo tiempo no se arrancaría los pelos si llegara una oferta por el argentino. ¿Entonces lo que hay que hacer? Nada. Pensar en otra cosa y en los demás. Como Chiesa, por el cual hubo tiempo para sentarse, hablar y llamar. Y seguirá ahí.
Dybala ha entendido todo esto y está a la espera de una llamada del club. Aún no ha habido contactos entre Ghisolfi y el argentino y eso no ha hecho más que exacerbar esa sensación de molestia por los silencios. Por parte de ‘La Joya’ no hay ningún deseo de ponerse firme. Como le va bien en Roma, recibe mucho dinero y es amado. Pero la ambición es competir por objetivos más elevados.