Los delanteros centrales cambian -y tener a alguien como Lukaku siempre es una gran ventaja-, pero la importancia de contar con Paulo Dybala, que ilumina a la Roma, no cambia, escribe Luca Valdiserri en Il Corriere della Sera. También sucedió en Tiraspol, donde los Giallorossi hicieron una mala primera parte, se adelantaron con mucha suerte y luego se dejaron sorprender al inicio de la segunda parte. Así que Mourinho, desde la grada donde cumplía el primero de los cuatro partidos de sanción vinculados a la final de la Europa League de la pasada temporada, dio la orden de sacar a Dybala del banquillo y mandarlo al terreno de juego.
Cuatro minutos bastaron y Lukaku marcó, asistido por Cristante, que a su vez fue lanzado por Paulo Dybala. Con ‘La Joya’ en el césped, la Roma cambió de cara y al final del partido Mourinho volvió a reconocerlo: «Para nosotros, Paulo es como Bernardo Silva en el Manchester City o Mbappé en el Paris Saint Germain. Es un jugador especial, pero yo puedo». «No lo uso siempre, como me gustaría. Hay que gestionarlo«.
Entre liga y copa, Dybala ha jugado en total y desde su llegada 2.663 minutos y marcó 20 goles (14 en la Serie A, 5 en la Europa League y 1 en la Copa de Italia) y dio 8 asistencias (7 en la Liga, 1 en la última Europa League). Un aporte decisivo cada 95 minutos. Incluso cuando el argentino es utilizado a tiempo parcial, como ocurrió el jueves por la tarde en Transnistria.