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Paulo Dybala era un viejo deseo de Tiago Pinto desde los tiempos del Benfica; la historia de su fichaje por la Roma

«En Italia hay un diez pequeño que me vuelve loco. Se llama Paulo y lo sigo desde los días de Palermo”. Así, en el verano de 2020, Tiago Pinto fotografió a Dybala. Pequeño, rápido, con tiros de campeón. Historia de un rayo, señales de amor a primera vista. Hoy sus destinos se encuentran, con especial agradecimiento al esfuerzo económico de los Friedkins ya la mediación de Mourinho. Por otro lado, como dicen, «todos los caminos llevan a Roma».

Hace poco más de seis meses que Paulo, por cortesía, envió una de sus camisetas a la casa de los Friedkin. Jamás hubiera imaginado encontrarse, tan poco tiempo después, en medio de un mercado entrelazado que lo llevó directamente a la corte de Ryan y Dan: Crossroads of Destiny. En realidad, muy pocos habían creído en ello en los últimos meses. El suyo fue un verano extraño, hecho de incertidumbres, largos noviazgos y nunca sin acuerdos concretos. ¿Pero qué hizo Tiago Pinto para llevar a Joya a la capital ?. Emociones aceleradas en una tarde de verano.

La voluntad por parte de la Roma siempre estuvo o ahí, los giallorossi querían dar un gran golpe importante. Independientemente de cuál será el futuro de Zaniolo. Al fondo, un paso por detrás del trabajo que está haciendo la dirección, está él: Josè Mourinho. El portugués es un directo, que te dice las cosas en la cara y regatea sonrisas falsas y piropos. Coge el teléfono y llama. Lo hizo con Matic para convencerle de que eligiera la Roma, lo hizo en los últimos días con Dybala. El objetivo era que el argentino se sintiera en el centro del proyecto técnico. Traducido: volver a hacerlo sentir protagonista, como quizás hace tiempo que no escucha. Y eso valía más que el dinero o cualquier otro tipo de oferta.

Pinto siempre lo persiguió, lo buscó, lo soñó. Incluso desde la distancia, cuando todo parecía hecho con el Inter. Nunca lo perdió de vista y al final tenía razón. Tiago, en cambio, siempre ha sido así: alguien que habla poco, que no le gusta aparentar sino demostrar las cosas con hechos. No solo en el fútbol. Antes, también dirigió los equipos de hockey, voleibol, fútbol sala y baloncesto en el Benfica mundial. Y ha ganado en todas partes. Luego eligió la pelota. Primero el Benfica, luego la Roma junto a Mou. El éxito en una Copa -que le no llegaba hacía más de 14 años- llegó al primer golpe con la Conference League conquistada en Tirana. Ahora el objetivo debe ser seguir así. En el brazo de José, que hoy lució el nuevo tatuaje al retomar los entrenamientos, todavía hay sitio para otros trofeos.

Ahora el hilo se ha reincorporado. Desde que Tiago lo vio hacer magia con la camiseta rosanero, hasta hoy esperando verlo en el Olímpico vestido de amarillo y rojo. Cuestión de tiempo, estocadas y sí. Sí, porque Dybala aceptó la propuesta de la Roma. Los giallorossi le ofrecieron un contrato de tres años a 4 millones de parte fija por temporada más dos bonificaciones que llevarían hasta los seis. Es el cierre de un círculo, de un amor a primera vista de hace muchos años. Tiago y Paulo, de Palermo a Lisboa hasta llegar a Roma. Que esta vez los ve juntos. Una ciudad entera abraza ahora al argentino.

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