Cinco minutos. Eso era lo que restaba para que Atalanta y Fiorentina pusiesen fin a una temporada dispares para ambos. Cinco minutos le faltaba también a Giorgio Scalvini para coronarse como lo que ha sido: uno de los mejores centrales de Italia y Europa. Cinco minutos para poner el chip en ‘modo Eurocopa’. Cinco minutos que se convirtieron en pesadilla.
Scalvini se rompió el ligamento cruzado anterior a falta de un suspiro para finalizar la temporada. Se perderá la Eurocopa, la Supercopa de Europa ante el Real Madrid y su vuelta está citada para enero de 2025. Un final de temporada injusto e inmerecido para uno de los jugadores que más han brillado este curso.
Sin él no se entiende la clasificación a Champions de la Atalanta. Tampoco la consecución de una histórica Europa League donde firmó una de las mejores actuaciones individuales esta temporada. Hechos que le sirvieron para estar en la prelista de Spalletti en la Eurocopa donde apuntaba a tener un papel importante.
Lo que más rabia debe darle a Scalvini no es que solo faltaban cinco minutos para afrontar el verano más ilusionante de su carrera, sino que la lesión llegó en un partido en el que ni Atalanta ni Fiorentina se jugaban absolutamente nada.
Nunca sabremos qué hubiera pasado si Gasperini, en este caso, hubiese dado minutos y oportunidades a los jugadores que menos tiempo de juego han tenido durante la temporada. Aquellos que tenían mucho más que ganar que perder. Porque por muy crudo que parezca, Scalvini en este caso tenía mucho que perder. Y lo perdió todo. En cinco minutos.