Hay quienes lo toman como una simple broma y quienes quieren creer que pronto podría convertirse en un verdadero consuelo. Por ahora, se mantiene la sonrisa tranquilizadora de Tiago Pinto, quien al salir de Trigoria quiso tranquilizar a un joven hincha sobre el futuro de Paulo Dybala: «Se queda, ¿a dónde quieres que vaya?», dijo el directivo. Más allá de lo que debería tomarse como una broma, la esperanza es que el futuro del argentino realmente pueda seguir siendo amarillo y rojo, a pesar de la presencia de una cláusula de rescisión que lo hace atractivo especialmente para los clubes extranjeros que podrían arrebatarlo de Roma con solo 12 millones.
En Italia, en cambio, para asegurarle habría que pagar 20 millones además de garantizarle un cuantioso contrato que la Roma podría igualar, no obstante. No solo eso, si Paulo no cede a las tentaciones el próximo verano, su contrato se ajustará automáticamente a 6 millones. Ciertamente, hasta la fecha, hay un amplio espacio para una permanencia en la Roma del argentino al menos hasta 2025, especialmente si Mourinho también se quedara cuenta Gianluca Lengua en el diario Il Messagero.
En la Capital renació, tanto física como mentalmente. El mérito es del Special One y su personal que lo protegieron desde el punto de vista de la salud, dándole total libertad de gestión. Nadie conoce mejor su cuerpo que Dybala, sabe cuándo parar y cuándo continuar. El reciente problema en los aductores sufrido en la ida ante el Feyenoord fue atajado a tiempo, inmediatamente Mourinho lo reemplazó sin pedirle mayor esfuerzo. Una jugada que le permitió jugar el partido de vuelta durante 17 minutos más la prórroga, marcando además un gol decisivo.
Francesco Totti y Daniele De Rossi también estuvieron en las gradas del Olímpico el jueves por la noche. Los dos ex capitanes quedaron impresionados por sus habilidades técnicas en el campo a pesar de la reciente lesión muscular. Al término del partido, el argentino también manifestó su disposición a reunirse con el diez: “Hablé un par de veces con Francesco, pero nunca lo vi en Roma. Me gustaría ir a cenar o tomar un café para hablar”. Paulo pronto irá a cenar con los dos porque nadie mejor que ellos puede decirle lo que significa ser el símbolo de una ciudad como Roma. Y quién sabe si no quiere pedirle a Francesco vestir la camiseta con el número 10 la próxima temporada.