Ocho goles en ocho jornada. No se trata del remake de la famosa película de Verdone y Pozzetto, sino del decepcionante y deprimente inicio de temporada de la Roma. Un resultado que sitúa a los Giallorossi en el puesto 14 de la clasificación goleadores de la Serie A, por debajo de equipos recién ascendidos como Como y Parma y al mismo nivel que el Cagliari de Nicola. Sólo Lecce, Verona, Genoa y Monza han sido peores cuenta el portal ForzaRoma.info.
De estos 8 goles, tres son de Dovbyk, luego está el penalti de Dybala, el de Baldanzi contra el Udinese, los de Cristante y Pisilli contra el Venecia y el gol poco inútil de Shomurodov contra el Empoli. Poco, sobre todo teniendo en cuenta que la Roma disponía de muchos tiros a portería. De hecho, más que nadie. El equipo de De Rossi y Juric intentó 133 disparos al arco, tres más que el Inter y el Atalanta, que ocupan la segunda posición pero que luego vieron la red 18 y 17 veces respectivamente. ¿Falta de calidad? ¿Mala suerte? Juric debe encontrar el remedio pero sin duda el dolor de portería es uno de los problemas más importantes.
Desde 1991-1992 la Roma no había marcado tan poco. Ese año, los Giallorossi, entrenados por Ottavio Bianchi, habían marcado seis goles en los primeros ocho partidos de la Serie A y luego terminaron el torneo en quinto lugar. Pero era un tipo de fútbol diferente, todavía quedaban dos puntos por ganar y una tendencia general a anotar menos. Desde la era de los tres puntos, la Roma nunca había anotado tan poco. Y no puede ser sólo mala suerte.