Un pequeño logro que ayudará a la Roma a reconstruir el equipo del futuro, escribe Filippo Biafora en Il Tempo. A la espera de la llegada oficial de Ghisolfi (un poco de historia: en realidad, desde hace al menos un par de meses el técnico estaba seguro de haber convencido a los Friedkins para que le confiaran el puesto de director deportivo), resulta que en la próxima temporada el conjunto capitalino no tendrá que asumir la carga de uno de los muchos retos del Fair Play Financiero, el relativo al Transfer Balance.
En esencia, en los últimos años los Giallorossi han tenido impuesto un límite estricto a los costes ligado a la lista UEFA, con un equilibrio -definido como la diferencia entre los costes (suma de salario y amortización) de los jugadores salientes y los costes de los jugadores entrantes- que tenía que ser positivo. Un «obstáculo» que no permitía al plantel de Trigoria operar libremente en el mercado de fichajes.
En el acuerdo con la UEFA se establecía que el ransfer Balance. expiraría al final de la temporada 2023/24, aplicándose condicionalmente a las temporadas 2024/25, 2025/26 y/o 2026/27. Sin embargo, los resultados presupuestarios estuvieron dentro de los objetivos fijados por el organismo rector desde Nyon y, por tanto, se activará la libertad condicional. Para alegría de todos en Trigoria.