Un enmascarado y un niño maravilla están guiando la temporada de Roma.
Si bien son portada porque marcan goles, también es porque lo que están influenciando directamente en sus compañeros y, sobre todo, en los rivales. Batman Edin Dzeko, con su protector negro que no le prohíbe cabecear, pelear y gritar más y más tantos. Y el niño maravilla Nicolò Zaniolo, el Robin de esta película en la que no se admiten Guasones. Nis siquiera a los antihéroes que inventan penales en contra o sacan rojas inexistentes. Y que lea el que quiera leer…
El film de moda en el mundo es el que protagonizó Joaquin Phoenix, una histórica que llega hasta el pescuezo. Pero afuera de los cines, más precisamente en el Olímpico, el Dacia Arena de Udinese o en otros estadios de Italia y Europa, el protagonista no tiene la cara pintada o es un payaso. Son lobos con sed de victoria y gloria.
Dzeko es el emblema de esta Roma. Es cierto que a mitad de año tuvo ese tire y afloje con el Inter, pero finalmente se quedó y se nota que lo hizo con ganas. En el primer partido de la temporada, contra Genoa, clavó el primero de los cinco goles que lleva en esta Serie A. Lo sacó una fractura de pómulo, aunque él quería jugar. Y hasta se calzó la máscara protectora cuando Kalinic aguantó un tiempo ante Sampdoria, el bosnio no dudó en entrar. No le importó que su lesión era de consideración o que se podía complicar con cualquier golpe. Es un superhéroe con la 9 en la espalda. Y en esta ultima fecha, frente a Udiense, no marcó, es cierto, pero jugó para el equipo. Corrió, luchó, asistió. Un jugador para los otros diez. Un diez de jugador.
El niño maravilla de 20 años está en un momento dulce. Dulce porque le salen todas y dulce también porque las busca. La metió en los últimos tres juegos de Roma: Borussia Monchengladbach por Europa League, Milan de local y Udinese de visitante. Una racha increíble, con dedicatorias especiales (teléfono, Capello), mensajes directos (alerta, Mancini) y un amor romano que cada vez es más fuerte. Los tifosi lo defendieron y lo apoyaron en las redes. Desde la Curva Sud al hincha en otra parte del mundo. Nicolò convierte y se besa el escudo. Hay amor.
Con ellos dos en cancha está la ecuación perfecta: la experiencia y la sabiduría en el 9, junto a la desfachatez y el olfato en el 22. No hay Guasón que te salve contra esta dupla.
