Fuera de la vista de todos, excepto de sus jugadores, se lee en el diario Il Tempo. El sábado Mourinho decidió ver el partido contra el Atalanta desde una sala reservada dentro del Olímpico, mostrándose solo unos segundos ante los focos al cruzar la zona mixta.
Durante el descanso, sin embargo, hubo un videocontacto con el equipo, para hacer un balance de sus jugadores de cara a la segunda parte. Una jugada estudiada por el Special One para mantener alta la concentración y cargar más al grupo en uno de los momentos clave de la temporada, que dio los frutos esperados tras una batalla de más de 50 minutos que se desarrolló en la segunda parte.
Un episodio que pudo haber ocurrido ya en La Spezia, cuando el técnico optó por ver el partido en el autobús de los Giallorossi con sus colaboradores Rapetti y Nuno Santos. Seguro que no se repetirá el jueves en Arnhem, cuando Mourinho volverá al banquillo en el partido de ida de los octavos de final de la Conference League ante el Vitesse: tras el partido, la Roma se quedará en Holanda y el sábado volará a Udine para el partido contra los de Cioffi en programa el domingo a las 18 h.