Pase lo que pase, en la final de la Europa League estará La Joya sobre el césped, y precisamente por eso -tras el gran júbilo en el vestuario del estadio Leverkusen- ahora hay un plan para llevar a Paulo Dybala al top de su condición, que en las finales individuales tiene un equilibrio de luces y sombras, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport.
De hecho, de las quince disputadas fueron «sólo» ocho las victorias, aunque una es la más importante de todas: la de la Copa del Mundo. Más allá de las evidentes ambiciones personales, Dybala sabe muy bien cómo se verá la final no solo en el Viejo Continente, sino también en Sudamérica. Por otra parte, además de Paulo, en Sevilla hay una colonia argentina que no se debe subestimarse, y que va desde Papu Gómez hasta Erik Lamela, pasando por Gonzalo Montiel y Lucas Ocampos, hasta llegar a Marcos Acuña, que sin embargo será se perderá la final por la expulsión subsanada ante la Juventus.
La Joya intenta dejar atrás la doble lesión que le ha mantenidos muchas veces fuera en los últimos partidos. Desde la fatiga del aductor derecho sufrida en la ida de los cuartos de final de Copa ante el Feyenoord hasta la dura entrada de su compatriota Palomino ante el Atalanta, las últimas semanas han parecido una «espiral» de arrepentimientos por demasiadas ausencias.
Por eso, a partir del partido del lunes ante el Salernitana, el plan para Dybala es jugar -posiblemente de titular- tan bien como en el siguiente encuentro ante la Fiorentina. El objetivo es claro: acumular minutos en las piernas para presentarse de la mejor manera posible al partido contra los españoles del 31 de mayo en Hungría.