Las valoraciones de la mayoría de los fichajes de verano de la Roma no son precisamente las mejores, sino más bien aplazadas en el tiempo. Excepto, por supuesto, Lukaku, que con sus nueve goles en 14 apariciones lidera a los Giallorossi. Los demás, sin embargo, necesitan mejorar. Y no poco. Empezando por Houssem Aouar y Rasmus Kristensen, dos que aterrizaron en la capital con muchas ganas de hacer, con las motivaciones adecuadas para luchar la camiseta titular y que en cambio acabaron en la zaga con el paso del tiempo.
El argelino empezó bien, incluida su preparación estival, pero poco a poco fue decayendo a lo largo de este inicio de temporada, acabando siendo sustituido tres veces en el entretiempo y sacando malas notas, excepto la 7 ante Cagliari donde casi todo el equipo subió la puntuación media. Su rendimiento fue de 5,7 en los diez partidos disputados. Una deficiencia recuperable, por supuesto, pero que quizás no refleja hasta el momento la decepción de la afición. Lo mismo puede decirse de Kristensen, que ha atravesado (algunos) altibajos pero que al final no está lejos del 6.
Para llegar a la Champions, Mourinho no puede conformarse con actuaciones suficientes, ni con las «tareas» realizadas individualmente. José quiere más de su equipo, sobre todo de los fichajes de verano que llegaron para subir el nivel de la plantilla. Por eso el 5,7 de Paredes (casualmente los tres tienen la misma puntuación media) es hasta ahora realmente decepcionante. Él también alternó buenas actuaciones con verdaderos fracasos con un juego lento, demasiado engorroso y poco vertical.
Como regista al frente de la defensa, el argentino, aún convocado a la selección junto al resto de héroes del Mundial ganado, debe dar mucho más a la Roma. Tanto a nivel de creación de juego como en los despejes para proteger la defensa.
