Un poco entrenador y poco psicólogo, José Mourinho está tratando de meterse en la cabeza de sus jugadores en dificultades. Lo había hecho en las últimas semanas con Abraham, lo está haciendo ahora con Zaniolo, que atraviesa un momento delicado sobre el campo, particularmente de cara a puerta y a la espera de la renovación de su contrato.
Sin Dybala y Wijnaldum, que volverán en 2023, el Special One parece orientado a seguir apostando por el 3-5-2 que le da mayor estabilidad, sobre todo en el mediocampo retrasando a Lorenzo Pellegrini y con la incorporación de Camara, pero restringiendo la posibilidades de uso del número 22. Con este esquema, informa el Corriere della Sera, Zaniolo se transforma en un atacante, en una segunda punta, y como tal debe hacer su contribución en términos de goles.
Su score, sin embargo, hasta el momento dice cero goles en 8 partidos entre el campeonato y la Europa League: en Génova tuvo un par de ocasiones ante la Samp para abrir su casillero de goles pero las falló y cuando logró anotar fue anulado por fuera de juego de unos centimetros.
Nicolò tiene preparada su revancha, quiere una velada como protagonista absoluto y quizás ante los Azzurri también pueda convertirse en la velada perfecta. Porque en el Olímpico (en la liga) Nicolò no festeja, no marca goles desde hace casi tres años. La última vez fue un Roma-Napoli el 3 de noviembre de 2019, con los Giallorossi que se impusieron gracias a uno de sus goles y uno de Veretout, escalando temporalmente al tercer puesto.