Un auténtico desafío para la Roma de José Mourinho ante el Salzburgo en la Europa League, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport. El entrenador portugués lleva tiempo predicando que la plantilla de los giallorossi no está equipada para enfrentar tres partidos a la semana. ¿Bien o mal? Con todo, poco importa ahora.
La sensación es que, pese a que las posibilidades de la Roma de llegar a la Champions son mayores en Liga que en intentar ganar la Europa League, al menos en esta ronda de los playoffs el técnico portugués quiere jugarla con el mejor once posible, es decir, con los mínimos cambios en comparación con que salto al campo ante Lecce. Es concebible, por ejemplo, un regreso al campo de Celik, desplazando a Zalewski a la banda izquierda, pero por lo demás el equipo será el mismo, dado que Wijnaldum aún parece lejos de estar en una condición aceptable tras el parón de seis meses por lesión.
La pregunta es: ¿quizás sería mejor dar oportunidad a los Kumbulla, Camara y Belotti para apuntar con más serenidad al partido contra Hellas para mantenerse en la zona de la Champions? Quizás, pero Mourinho se ha convertido en el ganador que se porque se deja devorar por el hambre y la ambición, por lo que jugar un partido de Copa de Europa con el espíritu de los que dicen «si nos eliminan está bien», parece improbable.