El derby es la gran cita que hay que afrontar, con sus madejas emocionales, pero la planificación a medio plazo es un contrapeso insistente: si la Roma gana en Praga, completando el póker perfecto en este dócil grupo de la Europa League, certifica prácticamente la primera plaza y el pase directo a octavos de final. Algo que merece la pena y permitiría a Mourinho tratar como amistosos (realmente) los dos últimos partidos de la fase de grupos contra el Servette y el Sheriff, que según el calendario preceden a dos partidos peligrosos fuera de casa en Emilia Romagna: Sassuolo y Bologna.
Por eso José no hará una revolución ante Slavia, un rival que no está pasando por un momento brillante pero que merece consideración, especialmente cuando juega en casa asegura Roberto Maida en el Corriere dello Sport. Obviamente se necesitan algunos cambios. Dybala no podría ser titular ni aunque fuera un partido de Champions. Renato Sanches todavía no tiene muchos minutos en las piernas, mientras Spinazzola y Pellegrini permanecen en Roma para recibir tratamiento: el primero puede recuperarse para el domingo mientras que el capitán, que sufre un problema muscular recurrente, podrá como mucho estar en el banquillo. Luego está la duda sobre Zalewski que se fue con gripe aunque su estado mejora.
Pero en definitiva, compatible con las necesidades de gestión veremos una formación cuidada. Y si la defensa, por las circunstancias actuales, no se ve beneficiada-afectada por las rotaciones salvo el portero de copa que seguirá siendo Svilar, es un dato positivo: un empate podría incluso bastar para que la Roma cierre la primera plaza en Ginebra dentro de tres semanas. E incluso perdiendo 1-0, con el partido directo a su favor, Mourinho tendría la seguridad de clasificarse primero y evitar así los playoffs si suma 6 puntos de 6 en los dos últimos, cuando entre otras cosas volverá al banquillo después de la descalificación.
