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Mourinho habría preparado dos o tres esquemas para la final de Budapest

La cuenta atrás está en los últimos minutos, esos en los que la ansiedad sube de forma espectacular y en los que aumentan los latidos del corazón. La Roma llegará hoy a Budapest donde, mañana, jugará la final de la Europa League ante el Sevilla, en el reto que puede llevar al cielo o al infierno a los dos clubes ahora fuera de la Champions League.

Antes de embarcar rumbo a Hungría, el entrenamiento final tuvo lugar en Trigoria en lo que fue la última audición de Dybala, que ya no siente dolor en el tobillo, al igual que el regreso de Spinazzola. Para entender cuántos minutos tendrá La Joya en las piernas y la estrategia a adoptar en un partido potencialmente muy largo. Hay dos posibilidades: que empiece desde el principio para intentar dar dirección al partido o que se lo guarde para la segunda parte que puede alargarse hasta los penaltis ante un Sevilla que solo tendrá que prescindir de Acuña cuenta el diario Leggo.

En una blindada Trigoria Mourinho (que hablará a las 17:45 en la rueda de prensa) estudió formaciones de dos-tres para cambiar durante el partido en curso. Las dudas giran principalmente en torno a la duda Ibáñez-Llorente y la presencia de Bove que engrosaría un centro del campo completado por Matic y Cristante, dejando a Pellegrini el papel de creador de ocasiones para Abraham en caso de exclusión inicial de Dybala. La otra incógnita es El Shaarawy, que debe partir como titular: por la izquierda o en la línea volantes ofensivos.

Los lesionados crónicos Kumbulla y Karsdorp también se unirán al grupo, así como obviamente el presidente Dan Friedkin y toda la directiva. Este es el evento internacional más importante en la historia de la Roma desde la final de la Copa de la UEFA de 1991.

Acostumbrado a estas emociones, Mourinho se juega el sexto trofeo internacional de su carrera, el segundo consecutivo al frente de la Roma. El futuro está muy en juego (hay rumores de una despedida inminente que se anunciará después de la final), incluso si los rumores de que el PSG le seguiría la pista se desvanecen cada vez más. «Con Mou es más fácil ganar, transmitía una mentalidad de loco. Me hubiera gustado que me entrenara él», reiteró ayer Totti en la web de la UEFA. Un aval que puede no ser suficiente.

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