Está Paulo Dybala, siempre dispuesto a regalar una sonrisa, dentro del terreno de juego (con sus compañeros) y fuera (a la afición, que lo invoca y le pide que se quede en Roma por mucho tiempo y la renovación ahora parece evidente); luego está El Shaarawy, el ídolo de adultos y niños, el faraón con cara de niño, escribe Alessandro Angeloni en Il Messaggero.
Entonces, está Solbakken, quien ha estado teniendo algunos problemas musculares en los últimos días. Finalmente está Belotti, que lucha como un guerrero en la cancha y enseguida se sube al autobús al terminar el entrenamiento, teléfono en mano, cartera para objetos en el brazo y audífonos en los oídos. Perdió un poco la sonrisa, no es el momento de estar en contacto con la gente, lo hará cuando todo vaya mejor, cuando se levante esa cresta empezara a levantarse de nuevo como la primera vez, cuando le dedico un gol a su amigo Juri Gallo; tal vez empiece desde aquí, este miércoles (tras señales de despertar en los amistosos de Trigoria), en la primera prueba seria de la pretemporada: en el Estadio Municipal de Albufeira (21.00 hora italiana, en directo por Dazn) llega el Braga, tercero en la última liga portuguesa, por detrás de Benfica y Oporto.
El Braga saboreará la Liga de Campeones (8/9 de agosto, tercera ronda de clasificación), la Roma sueña y está a mitad de su preparación, en plena construcción, sobre todo en ataque. Mourinho ha arreglado la defensa, está trabajando en el mediocampo y ahora sueña con un delantero para trabajar junto a Dybala, ya sea que se llame Morata (un sueño) o Scamacca (un nombre más realista). Pero necesitamos uno, lo antes posible. Entre los deseos del Special One también está el de revivir esa capacidad goleadora de Belotti: Andrea, que lleva 106 en su carrera en la Serie A, es el mismo que no marcó ni uno el año pasado en Liga. Una carrera al revés.