Atado por un contrato regular y a tiempo completo con la Roma hasta el 30 de junio de 2024, José Mourinho no pudo y quizás nunca quiso aceptar la propuesta de la Federación Portuguesa de Fútbol, según cuenta el diario La Stampa.
La respuesta a la federación lusa no habría sido tajante ni definitiva: en junio o más tarde, quizás para el Mundial de 2026, se podrá volver a hablar del tema. De momento, para emoción y júbilo de la afición romanista, no habrá divorcio durante la presente temporada entre la Roma y Mourinho, que ayer volvió a Trigoria con regularidad para dirigir la reanudación de los entrenamientos.
En los próximos seis meses, a partir del inminente mercado de fichajes de enero, Mourinho y el club intentarán evaluar el trabajo del otro, y viceversa, para saber si se dan las condiciones para continuar con el acuerdo según lo pactado (7,5 millones netos por temporada más premios y bonificaciones) hasta 2024 y más allá. El mantenimiento de la relación, así como los resultados, dependerán de la convergencia programática entre los planes del club y los objetivos del técnico, 26 trofeos en el currículum.
Mou, según su pedigrí, aspira a ganar pero considera los límites del Fair Play Financiero, recién arreglados por los Friedkins con la UEFA, complicación difícil de eludir para implantar en su cabeza el necesario trabajo de fortalecimiento.