Seguro que José Mourinho esperaba un comienzo diferente de la concentración en Portugal, aunque antes de marcharse había advertido de las dificultades de los tres amistosos que se disputarían en Albufeira. El primer ensayo no pudo acabar peor: derrota por 3-0 ante el Cádiz (penúltimo en la liga española), expulsión de Viña en la primera parte por una falta de reacción y mucho nerviosismo por parte de los jugadores durante todo el juego. Se notó la mala condición atlética del equipo, pero también la confusión en la construcción de la jugada por la involución táctica y psicológica de algunos jugadores.
Lo único positivo de la velada es que puso minutos en las piernas, pero no fue suficiente para que Mourinho se deshiciera de la decepción de la derrota. El viernes por la tarde el técnico no necesitó hablar en el vestuario, el equipo entendió su estado de ánimo cuenta Corriere dello Sport.
Y su descontento con un entrenamiento atlético que llega tarde respecto a otros clubes. La gira en Japón, con fines puramente comerciales, también provocó que la concentración del equipo se pospusiera y ahora el técnico y su cuerpo técnico (no Foti que está en Coverciano por el curso UEFA) se ven obligados a agilizar el trabajo para estar listos para el reinicio de el campeonato contra el Bologna.
Por eso ayer el equipo no realizó el habitual trabajo de descarga postpartido, sino una hora de intenso entrenamiento en la que Mou quiso trabajar no solo la parte atlética, sino también la táctica. En la agenda hay ejercicios relacionados con la presión y el bajo rendimiento.
Mourinho ha perdido demasiado tiempo y ahora no quiere dar descanso al equipo esta semana, ya que luego tendrá otros tres días libres por vacaciones. La decepción por el resultado y la actuación fue demasiado fuerte, las palabras se posponen a los primeros resultados positivos. Mourinho espera ver algo diferente mañana contra Casa Pia.
