La salida de Mourinho de la Roma fue sin lugar a dudas agitada, además de controvertida. Afuera, la afición que protestó con el club, pero también en el vestuario de Giallorossi. En la edición de hoy de ‘Il Messaggero‘, Stefano Carina cuenta, un episodio muy significativo, que narra el gesto del ex entrenador de la Roma hacia los jugadores.
El portugués dejó el anillo que le regalaron los jugadores tras la victoria de la Conference League dentro del casillero de Pellegrini, como capitán, como si se sintiera traicionado por un equipo que según el luso no se había comportado como hombres, ante la decisión de respaldar inmediatamente a De Rossi. Algunos rumores más perspicaces hablan de un mensaje junto al anillo:»Me lo devuelven cuando se conviertan en hombres«. Así que Daniele, recién llegado y conocedor sobre todo del entorno, no tardó en oler el aire, aprovechó sus más de veinte años de experiencia compuestos por 623 apariciones como futbolista, pasando radicalmente la página del pasado.
De hecho, la cena del otro día organizada por DDR en un establecimiento de Ostia fue apreciada por el grupo, empañada por la traumática despedida de Mourinho. Un vestuario que necesitaba volver a la normalidad, después de tres años viviendo en la montaña rusa de humores del portugués. De nada sirvieron las explicaciones de Lorenzo y otros jugadores más representativos, que desconocieron los deseos de los Friedkins hasta el lunes de su destitución.