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Morata habría dicho si a la Roma; el balón pasa a Pinto y la directiva que deberá llegar a un acuerdo con el Atlético de Madrid

Hoy espera Álvaro Morata. Hace tiempo que hace su razonamiento: no a las sirenas árabes porque todavía no se siente apto para el fútbol de los jeques -por ricos que sean- y su mujer todavía tiene demasiados intereses en juego en Europa como para dejarlo todo. Álvaro podría hacer como Dybala y Mourinho: convertirse en un mimado en muy poco tiempo, un rey y eso hace toda la diferencia del mundo. Incluso antes que el dinero, el compromiso, los patrocinadores (es un hombre de Adidas como Mou y Paulo), Álvaro eligió la Roma, y ​​todos en Trigoria lo saben, porque eligió el amor que la ciudad le puede dar.

Ahora el balón pasa a manos de Tiago Pinto y la Roma que deberá llegar a un acuerdo con el Atlético de Madrid. Los próximos días serán decisivos. No por el acuerdo con el jugador, que de hecho ya existe: contrato hasta 2027 a 4,5 millones netos más 0,5 de bonus por temporada. Hoy o más probablemente mañana el director general romanista tendrá contacto directo con el club español y los agentes de Morata para conocer en detalle la viabilidad económica de la operación.

Se necesita paciencia pero también astucia para la Roma, que no quiere que el Inter la supere. La clave podría estar en la cesión con un pago que oncluya obligación de compra prácticamente segura en los 12 millones que arrancará cuando el Atlético de Madrid deposite la renovación. El cierre no parece cuestión de horas, pero al igual que Dybala el año pasado, Álvaro podría aparecer en Portugal durante la concentración del equipo.

Morata, que ha estado estos días entrenándose con el Atlético en España, es consciente de que ha sido claro con todas las partes implicadas. Mourinho también dejó claro que tiene una relación de muchos años con el delantero. Álvaro lo contó hace años: “La primera vez que lo conocí le pedí una foto, charlamos y me fui con mi familia de vacaciones. Fui a Marbella, suena el teléfono y al otro lado había un delegado del primer equipo que me dijo: José te quiere, tienes que venir con nosotros a entrenar. Pensé que era una broma, colgué el teléfono y me fui por la borda. Pero no. Mi madre me llamó diciendo que todo era verdad y hablé con Mourinho y luego me fui al Real Madrid en el primer equipo«.

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