Un dejavú casi imposible de vivir, pero la historia merece ser contada escribe Emanuel Zotti en el diario Il Tempo. A Miralem Pjanic le gustaría volver a jugar en la Serie A y está sondeando el terreno con varios grandes nombres italianos, incluido el de la Roma. El bosnio fue incluido por el Barcelona en la «lista de jugadores a liberar», junto a Umtiti y la Roma quedó en su corazón.
Ver a Pjanic con la camiseta de la Roma sería una emoción rara e inesperada para la mayoría de la afición: pero es muy complicada la hipótesis de una segunda aventura en la capital, sin embargo, son las peticiones del centrocampista, que para dejar el plantel blaugrana pide 10 millones de euros como bonificación al momento de la firma – ya que no hay llegaría con la carta de libertad ahí el brazo- y un salario neto de 6 millones.
Cifras que, sumadas a los 31 años del jugador, hacen de Pjanic un perfil poco compatible con la nueva filosofía Giallorossi. Los agentes del mediocampista clase ’90 también hicieron un intento con Milan y Napoli, pero incluso en este caso las solicitudes del jugador bloquearon cualquier negociación de raíz. Incluso la Juventus, que en un principio parecía interesada, parece orientada a insistir en las negociaciones para llevar a Locatelli a la Juventus.