De una protesta a otra, de una ciudad a otra. Siempre presente, en masa. Los aficionados de la Roma nunca abandonan a la Roma. Seiscientos fueron a Suecia para ver un partido horrible, 2.587 llegarán mañana a Monza, donde las entradas para la sección visitante del U-Power Stadium se agotaron en unas horas cuenta Corriere dello Sport.
El adiós a De Rossi todavía está en la cabeza y en el corazón de la gente. Y los dos últimos partidos no han hecho más que reforzar el sentimiento de hostilidad. Nada en contra de Juric, que si acaso se encuentra en una situación medioambiental difícil y trata de subvertirla con su trabajo diario. En cualquier caso, según el lema «Solo apoyamos la camiseta», mañana también Monza se pintará de amarillo y rojo.
En cambio, los datos muestran una disminución en la asistencia al Olímpico. En los tres partidos en casa disputados bajo la dirección de Juric, ya no se alcanzó el lleno después de 58 ‘Sold Out’ consecutivos. Es el síntoma de una desconexión con Friedkin lo que hay que tener en cuenta.